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Renault 7 Turbo, recreando lo que podría haber sido

FASA nunca fabricó un Renault 7 Turbo. No obstante, esta recreación parte de lo que, de haberse hecho en los ochenta, aquel modelo podría haber llegado a ser. Una transformación sensacional

Cuando se presentó en 1974, el Renault 7 se ofertó más tarde de lo previsto debido a uno de los peores desastres en la historia de la FASA. El incendio que la mañana del 30 de octubre de aquel mismo año asoló a la factoría vallisoletana Montaje 2. Resuelto con el trágico balance de diez muertos, éste comenzó en los momentos previos al inicio del primer turno. Es decir, hacia las 5:50 de la mañana. Además, tras la investigación pertinente se descubrió cómo aquello tenía todo el aspecto de un sabotaje. Exactamente igual a lo acontecido meses antes en la fábrica navarra de Authi, acelerando la quiebra de ésta antes de ser finalmente absorbida por SEAT en 1975.

Con el tiempo, se habló de chantajes millonarios relacionados con alguna organización criminal. Definitivamente, nada relacionado con la política. Convulsa en aquellos días finales de la dictadura e inflamada en el caso de FASA por el anuncio de recortes salariales a la plantilla. De todos modos, sea como fuese lo cierto es que el Renault 7 marcó un hito en relación a las versiones nacionales. No en vano, este modelo sólo se produjo y comercializó en España, siendo por tanto una creación más atribuible a la FASA que a la central francesa de Renault. Justo en la misma forma que el 850 de cuatro puertas o, especialmente, el 1200 Sport “Bocanegra”. Aparecido poco después del Renault 7 para marcar la creciente autonomía de SEAT frente a FIAT.

Llegados a este punto, la verdad es que el Renault 7 fue un modelo muy adecuado para el mercado local. Pensado como una especie de R5 con ambiciones de berlina, la combinación de su tercer volumen con las puertas traseras producía un familiar compacto perfecto para las nuevas clases medias. Eso sí, debido a este carácter no tenía sentido alguno preparar variantes potenciadas aunque, en verdad, ya en los años ochenta el Renault 9 sí tuvo una curiosa versión Turbo con hasta 115CV.

Algo normal pues, no en vano, esta tecnología fue la seña de identidad para la casa del rombo durante aquella época. Centrada no sólo en la aplicación del turbocompresor a Le Mans o la F1, sino también en llevarlo a toda su gama de turismos. No obstante, lo cierto es que ver la aparición de un Renault 7 Turbo es de lo más impactante. ¿Podría tratarse de un error? ¿Alguna versión exótica en tirada corta como el Ibiza Sxi Turbo? ¿O estaríamos hablando, simplemente, de una broma urdida en algún foro de aficionados?

Pues bien, nada de eso. Y es que, aunque pueda resultar sorprendente, Eduardo -un entusiasta asturiano- y su padre Javier han creado y homologado un Renault 7 Turbo tal y como podría haberlo hecho FASA en su momento. El resultado es sencillamente sensacional. Un coche único montado de forma artesanal respetando la tecnología de los años setenta y, por tanto, recreando de forma realista lo que en verdad nunca existió de serie. En suma, este vehículo sería capaz de seducir incluso a los partidarios de las restauraciones a estado de fábrica. Conozcamos su historia.

RENAULT 7 TURBO,UN COCHE ÚNICO EN EL MUNDO

Como a otros tantos aficionados, a Eduardo le ha venido de familia la pasión por los clásicos. De hecho, este Renault 7 le fue regalado por su abuelo. Quien lo adquirió en 1982 bajo la especificación GTL con 45CV. Muy por debajo de lo que es capaz de entregar actualmente la conversión hecha por su nieto. Eso sí, tras años de trabajo, de aquel vehículo original apenas ha quedado el chasis y poco más. No en vano, desde el motor hasta los frenos pasando por las suspensiones todo en esta unidad ha experimentado cambios severos de cara a recrear lo que podría haber sido un R7 Turbo de fábrica.

Así las cosas, las modificaciones más interesantes se han producido en el motor. Modificaciones posibles gracias a haber encontrado un Copa Turbo que actuó como donante. Retirando la mecánica original del GTL por el bloque de 1,4 litros montado en aquel deportivo. Por cierto, presentado en 1982. Justo el mismo año en el que el abuelo de Eduardo adquirió este Renault 7. A partir de aquí, se podría pensar que esto ya era bastante cambio aunque, en verdad, sólo era el comienzo. De hecho, estamos hablando de un motor que, ya de serie, entregaba 112 CV a 6.000 revoluciones por minuto y, por tanto, precisa de elementos capaces de absorber esta potencia. Más o menos el doble de la aportada por la mayor parte del parque móvil en aquel momento. Haciendo que demasiados conductores con veleidades de piloto se emocionasen hasta perder el control.

Especialmente si observamos lo poco acostumbrados que estaban al tacto de un modelo tan deportivo. Aquel que, mientras en Francia había salido al mercado bajo la denominación Alpine, aquí protagonizaba la Copa Renault. Asimismo, teniendo en cuenta cómo el Renault 7 daba en báscula unos 800 kilos, esta unidad es posible que esté en torno a los 850. Un extra debido a la aplicación de elementos no presentes en los Copa Turbo de serie como el intercooler. Responsable de enfriar el aire que ha pasado previamente por el turbocompresor. Habiéndose recalentado y, por tanto, perdido densidad de oxígeno. Un hecho que produce pérdidas de potencia de hasta un 15% debido a empobrecer la mezcla que va al cilindro al aportar menos aire.

En relación a este último componente, el trabajo sobre este Renault 7 Turbo ha sido de tal cuidado que, si bien éste no se encontraba en los Copa Turbo de fábrica, se ha incorporado en forma de kit fabricado en la época por un preparador de Barcelona. Es decir, incluso las modificaciones respecto a lo que no podría haber hecho la FASA guardan el sentido de los años ochenta. Muy bien estudiado. Además, con todo ello esta unidad ha llegado a alcanzar hasta 140 CV ampliando el soplido del turbocompresor. Eso sí, en estos momentos Eduardo ha preferido regularlo en los en torno a 110 CV.

No obstante, teniendo en cuenta cómo el GTL original estaba preparado para gestionar tan sólo 45CV, se han tenido que hacer intervenciones muy severas en materia de estabilidad. Así las cosas, las suspensiones se cambiaron por las del Copa Turbo. Asimismo, se instalaron trapecios y barras estabilizadoras también provenientes del mismo modelo. Todo ello con la visión de hacer gobernable a este Renault 7 Turbo, al cual se le ha añadido un escape lateral con la capacidad de producir un delicioso sonido.

Sin duda, otro de los cuidados detalles vistos aquí. Completando un duro trabajo en el que, albergar la mecánica del Copa Turbo en el vano motor del GTL, requirió de realizar cambios en el frontal para poder instalar la nueva la caja de cambios. Con cinco velocidades y mayor tamaño, montando además las defensas originales del R5. Además, también se instalaron frenos de disco en todas las ruedas, haciendo así segura y controlable la conducción de este vehículo único. No sólo un homenaje a lo que podría haber sido el hipotético Renault 7 Turbo fabricado por la FASA. Sino también, y especialmente, una celebración en familia del valor emocional de los clásicos.

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Escrito por Miguel Sánchez

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