Miguel Sánchez
Pocos automóviles han sido tan globales y masivos como el FIAT 124. Continuación lógica en la motorización de las nuevas clases medias tras el éxito del 600, este automóvil con motor delantero y propulsión trasera se ha fabricado en cantidades marcadas por decenas de millón. Algo insólito en el mundo del automovilismo, pero posible gracias a la multitud de empresas que lo fabricaron bajo patente a lo largo y ancho de todo el mundo. Esto lo sabemos sobradamente en España, donde SEAT empezó a fabricarlo en 1968 para llegar a las en torno a 1.100.000 unidades sumando las del modelo 1430.
Un caso de éxito que sin embargo palidece al compararlo con las cifras arrojadas por el Lada Zhiguli. La versión soviética del FIAT 124, de la cual se produjeron hasta 17 millones de unidades. Además, encontramos versiones tan exóticas como la ensamblada en Casablanca a cargo de la marroquí SOMACA. O incluso las que KIA realizó del 1970 al 1973 en Corea del Sur. Y eso por no hablar de las TOFAS turcas o las Premier indias. Una panoplia de versiones fabricadas bajo patente que hacen del FIAT 124 uno de los coches más exitosos de todos los tiempos. También con derivados deportivos como el Sport Coupé/Spider.
Además, aunque nació como vehículo familiar su clara robustez le confirió un éxito especial en el mundo de los rallyes. Algo que conocen bien pilotos nacionales como Salvador Canellas, pero que otros han llevado a límites insospechados con travesías maratonianas a través del desierto. Caso de los italianos Uberto Bossi, Amadeo de Saboya, Roberto Vivarello, Constantino Respoli y Ricardo Presotto. Integrantes de la expedición que en el verano de 1970 recorrió 40.000 kilómetros desde Sudáfrica hasta Cabo Norte, el punto más septentrional de Europa.
DE CABO A CABO. UNA AVENTURA CON EL APOYO DE FIAT
Cruzar las inmensidades africanas siempre ha sido un reto atractivo para probar la fiabilidad de cualquier vehículo. Y es que, desde las ya centenarias travesías Citroën hasta el R12 Break 4×4 Sinpar cualquier fabricante ha tenido en las carreras africanas un lugar donde hacer gala de su robustez. De hecho, Nissan aprovechó bastante la participación de sus Datsun 240Z en el Safari, así como cualquier alfista puede sacar pecho con la hazaña de Jethro Bronner y la fiabilidad de su Giulia Sprint.
No obstante, lo ocurrido en este raid va más allá de todo eso. No sólo por cubrir los 40.000 kilómetros en poco más de seis semanas. Sino también por hacerlo sin asistencia técnica, poniendo a prueba estos FIAT 124 sin apenas modificaciones respecto a su estado de serie. Una idea gestada en el ámbito de la nobleza italiana, pues fue el joven deportista y aventurero Amadeo de Saboya quien convenció a la FIAT de los Agnelli para patrocinar este reto. Consiguiendo además financiación de Fondiana Assicurazzioni así como la empresa de licores Cinzano. Algo que se completó con el apoyo mediático de la influyente revista Quattroporte.
Así las cosas, los protagonistas de este raid de cabo a cabo salieron de la fábrica de Mirafiori a comienzos del verano de 1970, llegando al punto de partida el 24 de junio tras bordear África en barco. El punto escogido fue Cape Town. El lugar más al sur de toda Sudáfrica, desde donde se debería cubrir una travesía que los acabaría llevando a Cabo Norte. El punto más al norte de la Europa continental, separado del primero por multitud de desiertos, cordilleras y países como Irán o Turquía.
FIAT 124 SPECIALISSIMA. PREPARADO PARA EL RAID
Más allá de la aventura en sí, lo más especial de este raid fue poner encima de la mesa la singular fiabilidad de los FIAT 124. Más aún cuando los tres usados, lejos de haber contado con la preparación propia de un coche para rallyes, se encontraban casi en estado de serie. Respecto a la mecánica, la modificación más importante fue la suspensión. Adaptándola a un mayor recorrido para poder así enfrentarse a los baches e imprevistos de las sendas africanas. No obstante, el motor no recibió ningún cambio. De hecho, como único componente cambiado asociado al mismo se encuentra el filtro de aire.
Por lo demás, de estos FIAT 124 Specialissima sólo hay respecto a las unidades de serie incorporaciones como los faros. Y, por supuesto, otras relativas a la seguridad entre las cuales encontramos una barra antivuelco y una plancha para reforzar los bajos. Respecto al depósito de gasolina éste continuó igual, aunque en la baca se dispusieron garrafas suficientes para que cada coche llevase decenas de litros de gasolina extra.
Suficiente para completar las etapas más largas. Recorridas sin ninguna novedad mecánica aunque sí de circulación. Como el atropello de un guepardo o el choque de un águila con el parabrisas de uno de los FIAT 124 Specialissima. Sin duda hechos que pueden resultar exóticos a cualquier conductor de asfalto, pero que en un raid africano resultan elementos posibles a tener en cuenta.
Fotografías: FCA Heritage
