Aviones Clasicos
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Electra Junior y P-51. Dos iconos de la aviación americana

FOTOS P-51 MUSTANG Y LOCKHEED 12A ELECTRA: PLATINUM FIGHTER

Hoy nos vamos a tomar una pequeña licencia. Bueno, concretamente dos. Una de 3925 kilos y otra de 3465. Los que pesan respectivamente el Lockheed 12A Electra Junior y el North American Aviation P-51 Mustang. Y es que, por muy fanático de las cuatro ruedas que uno sea… Es imposible no caer rendido ante los encantos de estos dos clásicos de la aviación.

Dos clásicos que sirvieron a propósitos muy diferentes. Mientras el Lockheed 12 se hizo famoso como pequeño avión de pasajeros el P-51 es un mito de la Segunda Guerra Mundial. Una perfecta máquina de guerra que demostró su valía en peligrosas misiones de asistencia aérea sobe el campo de batalla. El primero fue uno de los transportes preferidos por los ejecutivos, mientras que el segundo es un mito para cualquier piloto militar.

Como podrás imaginas tener hoy en día uno de estos aviones es algo bastante complicado. Más allá de los altísimos precios de venta está el mantenimiento. Por ejemplo, restaurar la mecánica y el fuselaje de un Lockheed 12 se calcula en unas 20.000 horas de trabajo.

Sobre el P-51 no tenemos datos pero… Los imaginamos.

No obstante existen algunas pequeñas empresas dedicadas a la compra-venta y mantenimiento de estas maravillas mecánicas. En el catálogo de una de ellas hemos encontrado dos interesantes muestras de estos modelos. Mientras el Lockheed 12 llama la atención por su magnífica restauración a estado de fábrica… Este P-51 puede ser el único exponente del modelo en pleno estado original. ¡Vamos a darnos una vuelta por las alturas!

AL SERVICIO DEL PETRÓLEO: LOCKHEED 12A

Sin quererlo éste es uno de los aviones más vistos de todos los tiempos. ¿Recuerdas aquello de “si ese avión despega y no estás en él lo lamentaras; tal vez no ahora, tal vez no hoy ni mañana, pero más tarde, toda la vida”? Sí, un Lockheed 12 era el transporte que esperaba a Ingrid Bergman en la escena final de Casablanca. Es imposible sumar más puntos en materia de mitomanía cinéfila.

No obstante tampoco es raro que este fuera el modelo escogido para la escena. A su favor intervinieron dos factores. En primer lugar su impecable diseño plateado, y en segundo el hecho de que el Lockheed 12 fue uno de los “aviones de alimentación” más exitosos en los años 30 y 40. Pero ojo, que el nombre no te lleve a engaño. Estos aviones no estaban para realizar el repostaje en vuelo de otros, sino para llevar pequeños números de pasajeros de ciudades pequeñas a aeropuertos grandes.

De hecho, Bergman montaba en el Lockheed para escapar de Casablanca rumbo a Lisboa como estación intermedia a América. Con el tiempo estos vuelos tuvieron poco éxito, por lo que finalmente el Lockheed 12 vivió su periodo de esplendor como transporte para ejecutivos de petroleras. El interior para 6 pasajeros cómodamente instalados -más los dos pilotos- y su capacidad para aterrizar en pistas con firmes abruptos hizo del Electra Junior el avión preferido para companías como Texaco.

De hecho, este ejemplar estuvo al servicio de la empresa desde 1945 hasta 1948. Desarrollado en 1936 de cara a un concurso de la Oficina de Comercio Aéreo de los EE.UU en el que se precisaba un “pequeño avión de pasajeros”, el Lockheed 12 cuenta con dos motores WASP Junior SB de 450CV. Esta potencia, unida a un tamaño manejable y un fuselaje ligero, garantizaron el buen rendimiento de los aproximadamente 70 12A ensamblados.

P-51. EL CADILLAC DE LOS CIELOS

“P-51, the Cadillac of the Skies!” Así gritaba un jovencísimo Christian Bale interpretando en El Imperio del Sol a uno de los críos más irritantes de todos los tiempos. No obstante, ver cómo un piloto norteamericano barre a zambombazo limpio el campo de concentración donde te han internado unos japoneses genocidas… Justifica el dar rienda suelta a cualquier histrionismo. Más allá de la espectacular producción de la escena el valor de ésta reside en resumir a la perfección la importancia del caza P-51.

El North American P-51 Mustang se creó en plena contienda, con la prisa en ayudar a una asediada RAF custodiando Gran Bretaña frente a las agresiones de la Luftwaffe. Basándose en el motor Rolls-Royce Merlin 66 los ingenieros americanos crearon el ingenio Packard V-1650-7. El corazón de este caza tan eficaz como ligero, veloz y manejable. Un prodigio de la ingeniería aeronáutica determinante durante la Segunda Guerra Mundial en el Pacífico.

En total se fabricaron casi 16.000 unidades, las cuales acabaron sirviendo en ejércitos tan variopintos como el de Guatemala. De hecho este ejemplar fue comprado por la Fuerza Aérea de Guatemala en 1954, sirviendo en ella hasta 1972. Con un curioso color verduzco pensando para camuflarlo en la selva. Comprado posteriormente por un particular norteamericano, este P-51 ha permanecido sin volar desde hace más de 30 años.

Todo esto hace de él algo único, ya que posiblemente sea el único P-51 que no haya recibido modificación ni restauración alguna desde su salida de fábrica, conservando incluso las seis ametralladoras M2/AN Browing. Esperamos verlo volar dentro de poco. Eso sí, sin munición en la recámara.

Y… Si te gustan los aviones, te invitamos a seguir con el Vintage Air Rallye…

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Escrito por Miguel Sánchez

A través de las noticias de La Escudería, viajaremos por las sinuosas carreteras de Maranello escuchando el rugido de los V12 italianos; recorreremos la Ruta66 en busca de la potencia de los grandes motores americanos; nos perderemos por las estrechas sendas inglesas rastreando la elegancia de sus deportivos; apuraremos la frenada en las curvas del Rally de Montecarlo e, incluso, nos llenaremos de polvo en algún garaje rescatando joyas perdidas.

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