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Renault Twingo Williams, una versión salvaje que no llegó a la serie

La llegada al mercado del Twingo coincidió con la aparición del Clio Williams, una suma de factores que invitó a pensar en un proyecto que, tras años oculto, que Renault sólo ha dado a conocer este año.

Desde sus tiempos con Gordini y Alpine como preparadores independientes, Renault siempre ha gozado de una reputación fantástica en relación a los deportivos compactos. De hecho, mucho antes de aparecer el canon de los GTI gracias a la primera generación del Golf, en la casa del rombo ya había una sólida tradición prestacional gracias a diferentes versiones realizadas sobre los 4 CV, Dauphine o R8.

Y eso por no hablar de la magnificas actuaciones firmadas por Alpine en Le Mans durante los años sesenta, donde lograron varias veces el mejor índice de rendimiento gracias a sus máquinas con excelente relación peso/potencia/consumo. Además, la deportividad de sus utilitarios no se ceñía únicamente a los concesionarios y las carreteras.

Lejos de ello, Renault fue una de las primeras marcas en organizar copas monomarca con unidades escasamente modificadas. Una manera perfecta para poner la competición al alcance de los aficionados; más aún si tenemos en cuenta cómo estos trofeos han actuado como auténticas canteras para el automovilismo deportivo del mañana.

Así las cosas, los años avanzaron contemplando la aparición de diversos compactos deportivos sobre la base del R5, el Supercinco y, claro está, su sucesor el Clio. Es más, en 1993 éste era el elegido para lanzar un modelo sobre el cual habría de unirse el nombre de la casa francesa al de Williams. Binomio éste claramente exitoso en la F1, donde fue una de las referencias básicas para la categoría reina durante buena parte de los años noventa.

Con todo ello, el llamado Clio Williams pasó a ser uno de los hitos indiscutibles entre los múltiples compactos deportivos firmados por Renault. De hecho, gracias a su motor atmosférico con dos litros y 150 CV -combinado con un peso de tan sólo 990 kilos en catálogo- este modelo fue pensado como una apuesta excelente para su homologación en rallies de los Grupo N y A.

No obstante, tanto por rendimiento como por estética -reconocible a primera vista gracias a sus identificativas llantas doradas con ocho radios- su comercialización rebasó todas las expectativas llegando hasta las 12.200 unidades desde su presentación en 1993 hasta su clausura en 1995. Una situación alegre y optimista para el departamento deportivo de Renault, responsable de emprender un proyecto que bien podría haber puesto sobre las pistas a uno de los compactos prestacionales más excitantes de la historia.

RENAULT TWINGO WILLIAMS 2.0, POR Y PARA LAS COPAS MONOMARCA

Aunque hoy en día sea una marca con talante conservador, lo cierto es que Renault se ha atrevido en múltiples ocasiones con diseños y apuestas siquiera imaginadas por otros fabricantes generalistas. Gracias a ello no sólo lideró la apuesta por los turbocompresores durante los años ochenta -abarcando desde la F1 hasta el más sencillo de los utilitarios-, sino que también tuvo la valentía y acierto de presentar modelos como el Twingo de 1992.

Basado en un interesante prototipo polaco de la estatal FSM, su planteamiento bebía directamente del diseño creado por Alec Issigonis para el Mini de 1959. Es decir, colocar los ejes con la mayor separación posible a fin de ganar espacio habitable aún a costa de reducir los voladizos a la mínima expresión. De esta manera no sólo se lograba un interior sorprendentemente diáfano y accesible, sino también un comportamiento dinámico especialmente efectivo en las curvas.

Asimismo, el diseño desenfadado, original e incluso futurista del Twingo hizo de él todo un fenómeno entre los conductores urbanos con deseos de conducir un vehículo tan práctico y fiable como atractivo y distinguible. En fin, un contexto positivo donde dejar volar la imaginación tal y como lo hicieron los ingenieros de Renault al especular con una versión deportiva de aquel nuevo utilitario.

Y es que, por qué no. Al fin y al cabo, décadas antes John Cooper no sólo había imaginado lo mismo sobre la base del Mini, sino que incluso lo había llevado hasta en tres ocasiones a la victoria en el Rally de Montecarlo. Además, gracias a la excelente puesta a punto del Clio Williams en la casa francesa contaban con un motor de cuatro cilindros y dos litros perfecto para dicha idea. Un argumento muy positivo ya que, sobre el papel, reducía bastante la inversión prevista para el desarrollo del modelo.

Llegados a este punto, a lo largo de 1993 se sucedieron las pruebas a fin de crear lo que, a la luz de los acontecimientos, bien podría haberse definido como un Renault Twingo Williams. Y vaya, lo cierto es que aquello tuvo que ser todo un reto pues, puestos a medir, insertar aquella mecánica en el escueto vano motor del pequeño utilitario era todo un reto. Reto que, llamativamente, pudo resolverse sin necesidad de alterar la posición delantera transversal también utilizada por los Twingo de gran serie.

https://youtu.be/dJIfpXKHgbU?si=d5dKpxymPlm56TII

Ahora, qué posibilidades tenía aquello a la hora de llegar a los concesionarios. A decir verdad muy pocas. Y es que, no en vano, el Clio Williams estaba disfrutando de un inesperado éxito comercial que Renault no quería poner en riesgo presentando una apuesta aún más radical y, por tanto, con riesgos reales de hacerle sombra.

Además, a pesar de introducir refuerzos en el chasis -así como una jaula de seguridad- las vibraciones de aquella mecánica sobre la escueta base del Twingo hacían del proyecto un modelo inviable para su puesta de largo en los concesionarios. De hecho, cuando los ingenieros experimentaron con la posibilidad de una versión diésel se toparon con el mismo problema.

De esta manera, la posible producción del Twingo con motor de dos litros y 150 CV quedó ceñida al ámbito de una hipotética copa monomarca. Ámbito que, a fin de cuentas, ya estaba muy bien cubierto tanto por el Clio Williams como por el 16V de 1991 con 1.8 litros y 140 CV.

En suma, bajo este contexto plagado de razones bastante lógicas el sueño de un Twingo con prestaciones de vértigo quedó guardado en los almacenes de Renault. Lugar donde, hasta la celebración del treinta aniversario del modelo en el pasado Rétromobil París, no volvió a emerger. Toda una rareza diga de ser listada entre los experimentos más electrizantes de Renault.

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Escrito por Miguel Sánchez

A través de las noticias de La Escudería, viajaremos por las sinuosas carreteras de Maranello escuchando el rugido de los V12 italianos; recorreremos la Ruta66 en busca de la potencia de los grandes motores americanos; nos perderemos por las estrechas sendas inglesas rastreando la elegancia de sus deportivos; apuraremos la frenada en las curvas del Rally de Montecarlo e, incluso, nos llenaremos de polvo en algún garaje rescatando joyas perdidas.

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