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Simca Estager Barquette. A las carreras sobre el chasis de un Simca 8

Tras la Segunda Guerra Mundial, el chasis del Simca 8 fue la base más común en Francia para las pequeñas escuderías con ganas de construir deportivos propios. Algunas como Gordini llegaron muy lejos, pero también existieron otras más modestas como Estager. La responsable de esta interesante barquette carrozada por Motto en Turín.

El 1 de julio de 1989 tuvo lugar uno de los momentos más recordados del Tour de Francia. Y es que, vistiendo el maillot amarillo, Perico Delgado llegó dos minutos y cuarenta segundos tarde a la salida de una contrareloj clave para asegurar su liderazgo. Según algunos comentaristas parece ser que se desorientó mientras calentaba por la zona. Según él mismo el reloj de promoción que portaba en la muñeca le jugó una mala pasada. Ya que sus manecillas marcaban la hora de una forma confusa. En todo caso, sea como fuese, lo cierto es que aquellos casi tres minutos hicieron que Perico Delgado sólo pudiera quedar tercero en la general a pesar de una soberbia actuación.

Un despiste que el protagonista siempre ha contado con la simpatía que le caracteriza, pero que le hizo perder nada más y nada menos que un Tour de Francia. La prueba reina del ciclismo por etapas. Algo así como si en el automovilismo consiguieras tener un hueco en la salida de las 24 Horas de Le Mans pero… Finalmente ocurriera algo que te impidiera estar allí. Justo lo que le ocurrió al dúo Deblon/Daguet, quienes no consiguieron llegar a tiempo para situar su Simca Estager Barquette en la parrilla de salida de Le Mans 1951.

Algo sobre lo cual aún no están claros los motivos, pero que les imposibilitó ser parte de aquella jornada dominada por el Jaguar C-Type de Walter/Whitehead. Sin duda el que hubiera sido el clímax dentro del palmarés deportivo de esta exclusiva barchetta que, sin embargo, tiene como base uno de los automóviles más comunes en la historia de Francia: el Simca 8. Un utilitario que no era ni más ni menos que el Fiat 508 “Balilla” fabricado bajo licencia en la factoría gala de Nanterre. En realidad una muy buena base para desarrollar algo tan ligero y competitivo como este Simca Estager Barquette de 1951.

SIMCA BARQUETTE. A LAS CARRERAS USANDO UN UTILITARIO COMO BASE

En los cincuenta, la fibra de vidrio puso al alcance de las pequeñas escuderías la posibilidad de construir fácilmente carrocerías baratas. Y en los sesenta los chasis tubulares incluso les dieron la posibilidad de tener una base propia; como quedó claro con el Abarth 1000 SP de Mario Colucci. Fórmulas que aparecieron demasiado tarde para el preparador francés Jean Estager, quien en 1950 no tuvo más remedio que tirar de inventiva y contactos en Italia. Respecto a la inventiva ésta se ciñó principalmente al chasis y a la mecánica. Mientras que respecto a los contactos en Italia todo se resume en su relación con el carrocero Rocco Motto.

Responsable de su propia empresa creada en 1932, Motto fue un pequeño carrocero turinés que incluso llegó a trabajar con Raimond Loewy y su peculiar visión del Lancia Flaminia. No obstante, la mayor parte de su facturación se basó en servir de taller auxiliar a Ghia, Pininfarina y Lancia. Trabajos silenciosos sobre diseños ajenos que nunca fueron tan emocionantes como el mundo de las carreras. Justo el ámbito en el que Motto se especializó fabricando pequeñas barchettas planteadas sobre la base de los FIAT 500 “Topolino” y 508 “Balilla”.

Dos modelos que fueron la base de la mayor parte de las barchettas italianas realizadas por pequeños talleres como Moretti y ahora conocidas como “etceterini”. Una base también de sobra conocida por modificadores franceses como Gordini o Estager, quienes usaban recurrentemente el chasis del Simca 8 para sus barquettes de competición. Precisamente el 508 “Balilla” construido en Francia por Simca bajo licencia FIAT. Un punto de unión entre el automovilismo galo y el transalpino como es el establecido entre España e Italia con las diversas versiones para rallye de los FIAT y SEAT 124.

DE TRABAJO ARTESANAL A ACABAR ABANDONADA EN UN ALMACÉN

A Simca se le suele asociar con la producción de vehículos como el Aronde o el Simca 1000. Modelos pensados para motorizar a las clases medias con prestaciones moderadas y un uso para el día a día. Sin embargo, la facilidad para manipularlos les hizo ser una base perfecta para multitud de aficionados con ínfulas de piloto ocasional. Un hecho que en España conocemos de sobra debido al Simca 1000 fabricado por Barreiros en Villaverde, del cual se adaptaton a rallyes centenares de unidades. De todos modos, en cuanto nos vamos más atrás comienza a resultar extraño encontrar modelos Simca con veleidades deportivas.

De serie, quizá el más representativo sea el Simca 8 Sport Cabriolet. Una escasez que se acentúa aún más en las unidades nacidas por y para la competición. Es por ello que resulta llamativo cómo este Simca Estager Barquette estuvo perdido durante décadas hasta ser rescatado en el 2000 en un almacén. Más aún cuando, examinando las cifras a las que ha llegado en las sucesivas subastas producidas tras su restauración, vemos cifras que superan los 160.000 euros. Algo que sin duda viene por su exclusividad, siendo una pieza única montada sobre el chasis número 145063.

Base para la instalación de un motor de cuatro cilindros y 1089cc con válvulas en cabeza preparado en los cincuenta por el especialista Roger Deho. Mejorado durante la última restauración con la incorporación de un colector de escape Abarth y una cilindrada aumentada hasta los 1220cc. Una base perfecta para usar esta Simca Estager Barquette como vehículo en todo tipo de concursos y carreras para clásicos. Lo que seguramente tendrá el mente su último y recién estrenado propietario, ya que fue subastada por Bonhams en Mónaco el pasado 23 de abril.

Fotografías: Bonhams / Simca

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Escrito por Miguel Sánchez

A través de las noticias de La Escudería, viajaremos por las sinuosas carreteras de Maranello escuchando el rugido de los V12 italianos; recorreremos la Ruta66 en busca de la potencia de los grandes motores americanos; nos perderemos por las estrechas sendas inglesas rastreando la elegancia de sus deportivos; apuraremos la frenada en las curvas del Rally de Montecarlo e, incluso, nos llenaremos de polvo en algún garaje rescatando joyas perdidas.

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