Ford Fiesta Healey prototipo
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Ford Fiesta Healey, una propuesta fallida de compacto deportivo para USA

Con el mercado norteamericano en mente, Ford se planteó fabricar una versión deportiva del Fiesta para la que contarían con el apoyo de Don Healey en el que fue su último proyecto profesional.

Cuando el Ford Fiesta salió al mercado fue un éxito instantáneo, que logró arrebatarle el protagonismo a otros modernos compactos como los Fiat 127 y Renault 5. El mismo año del lanzamiento del Fiesta, 1976, comenzó la producción de otro automóvil legendario, el Volkswagen Golf GTI, un modelo que llevó la deportividad a los utilitarios creando una nueva categoría de vehículo en el proceso.

Fue entonces cuando Ford decidió extrapolar la popularidad del Fiesta a nivel mundial y optó por comercializarlo también en Estados Unidos, con los coches vendidos allí siendo de fabricación alemana. En este país se realizaron las modificaciones necesarias para cumplir la normativa de seguridad del momento, recibiendo unos paragolpes de mayores dimensiones y unas ópticas de faro redondas.

Versión americana del Ford Fiesta.
Versión americana del Ford Fiesta.

Los primeros Ford Fiesta llegaron a suelo americano a finales de 1977. En aquel momento el coche no contaba todavía con una versión deportiva como tal, pues el Fiesta XR2 salió en 1981. Sin embargo, la estrategia de los ejecutivos de la firma del óvalo era hacer este compacto europeo más interesante para el público con la creación de una versión vitaminada.

EL FIESTA DE DONALD HEALEY

Fue entonces cuando la firma logró convencer a Donald Healey, creador de los Austin-Healey, y otros tantos coches deportivos para dar su toque de magia al pequeño Ford. También le ayudó en esta tarea su hijo Geoffrey Healey, en un proyecto que ambos recibieron con un gran entusiasmo.

Hay que recordar que el Ford Fiesta americano fue una manera que tuvo la marca de reducir drásticamente la media de emisiones de su gama. La versión estadounidense del modelo contaba con catalizadores que reducían seriamente la potencia, haciendo que las prestaciones pasasen a ser muy modestas.

Ford Fiesta Healey.
Ford Fiesta Healey.

Todos los componentes creados con tal de cumplir la normativa federal fueron eliminados. De la preparación del motor Kent de 1,6 litros se encargó Ralph Broad, que, gracias a modificaciones en la culata y escape, un nuevo árbol de levas y un carburador Weber de doble cuerpo logró extraer 105 CV de potencia del bloque de cuatro cilindros.

Otras mejoras realizadas por Healey e hijo fueron eliminar los asientos traseros, así como equipar unos más deportivos delante. Al Fiesta también se le puso una jaula antivuelco, un kit de carrocería compuesto de splitter delantero y pasos de rueda ensanchados, además de unas ruedas más anchas y unos mejores frenos y suspensión. El color no podía ser otro que el “British Racing Green” y tenía unos anagramas en los que se leía “Ford Fiesta by Healey” para lo que iba a haber sido una serie numerada.

El coche se presentó en 1979, y aunque la prensa se hizo eco de este emocionante compacto, los planes de Ford para dejar de vender el Fiesta en América a principios de los 80 hicieron que el proyecto no llegase a la serie. En aquellos años, la marca se deshizo de muchos de sus prototipos, y fue esto lo que salvó al Fiesta Healey de desaparecer, pues un aficionado a los coches de Don Healey lo rescató. Una pieza muy interesante ya que fue el último automóvil en el que trabajó el legendario diseñador, y que sorbevive actualmente con apenas 11.000 kilómetros en el odómetro.

Imágenes de Bonhams y Ford.

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Escrito por Javillac

Esto de los coches le viene a uno desde niño. Cuando otros críos preferían la bicicleta o el balón yo me quedaba con los cochecitos de juguete.
Recuerdo aún como si fuese ayer un día en el que nos adelantó un 1500 negro por la A2, o la primera vez que vi un Citroën DS aparcado en la calle, los paragolpes cromados siempre me han gustado.

En general me gustan las cosas anteriores a la época en la que yo nací (hay quien dice que estoy reencarnado), y en el top de esa lista están los coches, que junto a la música, hacen la combinación ideal para un rato perfecto: conducción y una banda sonora acorde al coche correspondiente.

En cuanto automóviles me gustan los clásicos de cualquier nacionalidad y época, pero como mi debilidad están los coches americanos de los 50, con sus exageradas formas y dimensiones, razón por la que mucha gente me conoce como "Javillac".

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