Peugeot 104 ZS 2
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Peugeot 104 ZS 2: 93 CV y poco más de 750 kg para homologar la versión de carreras

Si hablamos de Peugeot, muchos de nosotros pensarán inmediatamente en coches como el Peugeot 309 GTi, uno de los compactos más deportivos y pasionales que ha fabricado el sello francés, sobre la versión con culata de 16 válvulas, que con 160 CV y un peso súper ajustado era una máquina de fusilar curvas. Lo más curioso del 309 es que nació como un Talbot para reemplazar al Horizon, pero se recondujo para ser un Peugeot y de ahí ese número 9 en la denominación. ¿Qué otro Peugeot lleva un 9 en su denominación comercial? 

Pero dejemos esto a un lado, ahora lo que nos interesa no es el coche, sino esa idea que rodea a la firma francesa y que todos tienen por asumida: la fama de crear grandes coches deportivos. Peugeot es un fabricante generalista, aunque si se nos permite, habría que decir que es un “generalista aspiracional”. Pretenden ocupar una parcela de mercado similar a la de Volkswagen, cuyo posicionamiento está ligeramente por encima del resto de marcas, pero siempre por debajo de los consabidos premium. Pero también es verdad que ofrecen versiones muy cañeras de sus coches, como los famosos GTi (única marca que mantiene dicha denominación junto a Volkswagen), las cuales se han ganado el respeto del público y de los medios especializados. 

Peugeot 205 GTi
Peugeot 205 GTi

Todos hemos oído hablar y hemos leído mil y una cosas del Peugeot 205 GTi, de todos sus sucesores como el 206 GTi o el 207 GTi. También hemos escuchado toda clase de alabanzas para el Peugeot 306 GTi y para el Peugeot 308 GTi o, como no, para los Peugeot 406 Mi16 y T16. Todos ellos son coches espectacular en cuanto a comportamiento deportivo, pero si nos fijamos bien, no son tan antiguos como cabría esperar, porque la marca francesa no lleva tantos años fabricando este tipo de coches. De hecho, ni siquiera se volverá a usar la denominación GTi en los futuros coches deportivos de la marca, ahora son PSE (Peugeot Sport Engineering) y serán híbridos. 

La imagen que tenemos todos respecto a Peugeot comenzó a fraguarse en la década de los 70, aunque anteriormente haya tenido vehículos lúdicos en su catálogo, tales como el Peugeot 403 cabrio lanzado en la década de los 50 o el 204 coupé, pero no eran auténticos deportivos. Con esos coches, Peugeot sólo afianzaba su imagen de marca aspiracional, pero eran coches más cómodos y “de imagen” que deportivos. La historia de Peugeot y los coches con alma deportiva comienza, o al menos así se considera, en 1979. Por aquel entonces, la firma del león necesitaba homologar su pequeño Peugeot 104 para que la FIA le permitiera participar en el Grupo 2, lo que obligaba a crear una tirada de 1.000 ejemplares “especiales”. 

Pequeño, sencillo, barato y muy ligero, el Peugeot 104 era una buena base para rallyes

El Peugeot 104 comenzó su comercialización en el año 1972 y estuvo en el mercado nada menos que 16 años. Antes, los coches aguantaban mucho más a la venta, porque la evolución no eran tan rápida y además, tampoco se innovaba ni se mejoraba tanto de un modelo a otro. Durante los 70 los avances se iban integrando poco a poco pues no eran tantos como se desarrollan ahora, además, el minúsculo 104 era un automóvil claramente urbano y no había necesidad de romper ningún molde. Sirva de ejemplo que durante su primera generación sólo se ofrecía con un bloque de 954 centímetros cúbicos y 46 CV, aunque también es justo reconocer que pesaba realmente poco. 

Otro ejemplo que resulta muy ilustrativo es su longitud, que en la carrocería de tres puertas no superaba los 3,35 metros. Si buscamos un símil actual, tendríamos que ir a la gama del desaparecido Peugeot 107, el coche que ocupaba el hueco de los urbanos muy pequeños y cuya longitud era casi de 3,5 metros. Sin embargo, el Peugeot 104 comenzó su vida comercial como un sedán y no recibió su pequeña carrocería con dos puertas laterales hasta el primer restyling, que mantenía su talante económico ofreciendo un equipamiento muy austero. Y eso que en aquellos años, un coche de este tipo no tenía mucho más que el aire acondicionado o la dirección asistida, y en ocasiones ni siquiera eso. 

Peugeot 104
Peugeot 104 Coupé (así se denominaba la carrocería de tres puertas)

Quizá no te suene de nada el Peugeot 104, pero quizá si reconozcas mejor el Talbot Samba o el Citroën LN, básicamente el mismo coche pero con distinto logo (el Samba, por cierto, tuvo una muy interesante versión “Rallye”). De todos ellos, el Peugeot fue un éxito de ventas, un coche tremendamente popular y eso que nunca tuvo motores especialmente potentes. La versión más rápida contaba con un motor 1.4 de 72 CV, que fue superado por las últimas versiones del 104 ZS, que llegó a rendir 80 CV. Una potencia que incluso hoy sigue siendo actual, pues el mencionado Peugeot 107 nunca superó los 70 CV, aunque también es cierto que el Peugeot 104 no llegaba a los 800 kilos en báscula. Siendo tan ligero, casi cualquier motor con más de 60 CV habría servido. 

No obstante, para competir en el Grupo 2 de la FIA no era suficiente. Peugeot creó una versión especial con el objetivo de lograr la homologación FIA para el susodicho Grupo 2, cuya tirada tenía que ser de 1.000 ejemplares, dando lugar así al primer utilitario realmente deportivo de la firma francesa. Es aquí donde da comienzo la imagen deportiva que actualmente tiene Peugeot. 

Como en otras ocasiones, las necesidades de homologación crearon el “milagro”

Peugeot 104 ZS 2

Es curioso ver como la necesidad de homologar una versión para competición, ha sido la culpable de la aparición de algunos de los mejores coches deportivos del mundo. El BMW M3, por ejemplo, nació como coche de homologación, al igual que el Ford Sierra RS Cosworth, el Lancia Stratos, el súper exclusivo Ferrari 250 GTO o el desproporcionado Plymouth Superbird. Todos ellos son coches cuyo objetivo es la homologación de la versión de competición y por ello, pudieron disfrutar de características especiales. 

Así, por tanto, Peugeot preparó una versión sobre el pequeño 104 que sirviera de base para la homologación, un coche que incluso en su momento se consideró espartano, ya que la firma lo sometió a una transformación similar a la que tuvieron los Peugeot 205 Rallye y Peugeot 106 Rallye. Es decir, se radicalizó eliminando todo lo superfluo, aquello que no sirviera para conducir y que añadiera peso. No había mucho que quitar, como hemos comentado antes, pero lo suficiente como para considerarlo un tanto radical en su época. Para su creación se partió del 104 ZS, una versión semi deportiva que tuvo dos versiones: una con 66 CV y otra con 80 CV (al final de su vida comercial). 

El primer utilitario deportivo de Peugeot

Para la homologación, se realizaron bastante cambios y entre los más destacados estaba el motor, que pasó a tener 1.364 centímetros cúbicos con dos carburadores de doble cuerpo Solex C35 PHH E8, que permitieron anunciar 93 CV a 5.800 rpm y 123 Nm de par a 4.500 rpm. Quizá no parezca gran cosa, pero por eso haremos hincapié en el  peso: 770 kg. Bajo la denominación de Peugeot 104 ZS 2, con ese caballaje y esa tara, prometía un sprint desde parado en 10,5 segundos y una velocidad máxima de 174 km/h. 

El Peugeot 104 ZS 2 sólo estuvo en producción un año, durante el cual fue el coche más potente y rápido de la compañía francesa. También resultó un coche bastante caro, no en balde, era un coche de carreras con permiso para circular por las vías públicas. También presumía de unas llantas A,il. de 13 pulgadas, de una carrocería con los pasos de rueda ligeramente ensanchados y de asientos más deportivos y con reposacabezas (en aquellos años eran opcionales).

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Escrito por Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo.

Me gusta mucho la historia del automóvil y actualmente estoy creando una biblioteca personal dedicada, en exclusiva, a la historia del motor en España. También cuento con una enorme colección de material escaneado y he escrito el libro "El 600, un sueño sobre ruedas" (editorial Larousse).

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