Miguel Sánchez
Nacido en 1729 Edmund Burke fue una de las principales figuras políticas del siglo XVIII en Inglaterra. Parlamentario, gran orador e inspirador del conservadurismo británico tal y como lo entendemos Burke también fue uno de los primeros hombres de estado en percibir el creciente poder de la prensa. Tanto así que, en la sesión de apertura de la Cámara de los Comunes en 1787, se dirigió a ella asentando un nuevo término que perdura hasta nuestros días. Cuarto poder. El concepto con el que señalamos la influencia de los medios de comunicación como creadores de opinión y, por tanto, de tendencias comerciales y movimientos políticos.
En este sentido, según ha avanzado la era del liberalismo la prensa ha ido ganando terreno a la hora de generar los consensos sobre los que se asientan nuestras sociedades. Un hecho controvertido. Ya que si bien son muchos los medios que se dedican a una exposición contrastada de la realidad también son abundantes los que ejercen su influencia de un modo más cuestionable. Así las cosas, históricamente hemos visto ejemplos en la prensa automovilística donde el criterio personal de algunos redactores se ha hecho pasar por dato objetivo.
Una situación muy temida por las marcas, ya que incluso en esta era de contenido en sobreabundancia buena parte del público determina su compra en base a los criterios de éste o aquel probador. Algo que tras su presentación en 1957 condicionó las ventas del FIAT 500. El pequeño y práctico utilitario responsable de motorizar a la población italiana. Todo un mito del automovilismo que, sin embargo, fue duramente cuestionado por ciertos periodistas del momento. Situación que FIAT aprovechó para oponer hechos objetivos frente a opiniones personales marcando seis récords internacionales en Monza.
FIAT 500. LAS APARIENCIAS PUEDEN ENGAÑAR
Cuando en 1957 se presentaba el FIAT 500 culminaba un proyecto con raíces en los años treinta. Momento en el que, al igual que en Alemania con el KdF Wagen -VW Beetle-, el estado fascista del momento solicitó la creación de un utilitario sencillo y barato para motorizar a la población. Proyecto que no acabó de cuajar de forma masiva hasta finales de los cincuenta. Cuando el Nuova 500 afinó las cualidades ya presentadas en el Topolino. No obstante, lo cierto es que la equipación del FIAT 500 resultaba excesivamente espartana incluso para la época. Hecho que generó una recepción más bien fría por el público.
Un mal punto del partida, desde el cual algunos periodistas acabaron cebándose con el coche. Atacando no sólo al interior sino también a la mecánica planteada por Dante Giacosa por presuntos problemas de fiabilidad. Un dos cilindros en línea de 479cc y 13CV en la primera y más básica serie. Pero que rápidamente fue actualizado y potenciado hasta los 15CV y 21’5CV en los modelos estándar y Sport respectivamente. Momento en el que el FIAT 500 acabó ganándose el favor del mercado. Siendo comprado tanto por familias que con él accedían al vehículo personal como por otras que buscaban un segundo coche.
Un éxito al que también se sumaron una gran cantidad de jóvenes y entusiastas de la conducción. Atraídos por las insospechadas cualidades dinámicas del FIAT 500 en las carreras. Capacidades que ganaban atractivo al tener en cuenta lo fácilmente modificable que resultaba su mecánica. En ese sentido, pequeños preparadores artesanales como Abarth se pusieron enseguida manos a la obra afinando unidades del 500 para la competición. Una labor en la que se fijó la propia FIAT, echando mano de la casa del escorpión para obrar una campaña de publicidad contra las opiniones vertidas por ciertos periodistas.
MONZA, FEBRERO DE 1938
Deseosa de confirmar ante el público las verdaderas virtudes de su nuevo FIAT 500, la empresa de los Agnelli encargó una versión mejorada del vehículo a Abarth. Ésta lo llevó hasta los 26CV a 5000rpm, respetando la cilindrada de 479cc pero logrando una punta de 120 kms/h. Algo que, en realidad, no ayudaba demasiado a mantener la resistencia del motor ya que lo obligaba a trabajar más comprimido. Por ello, si la demostración en Monza durante una semana de febrero de 1938 tenía éxito se confirmarían dos cosas.
Primera: que el motor del FIAT 500 sí es digno de confianza por su resistencia. Segunda: que Abarth tiene la habilidad de mejorar el rendimiento de un motor sin hacer que esto sea merma para su fiabilidad. Como evento ideado para la prensa, se convocó a numerosos periodistas del motor procedentes de toda Europa. Reunidos en Monza, pudieron ver una unidad del FIAT 500 Abarth rodando durante siete días seguidos a una media de 108 kms/h con seis pilotos que fueron turnándose. Entre ellos se encontraron el influyente periodista francés Bernard Cahier y el piloto de pruebas de Abarth Mario Poltronieri. Posteriormente conocido por su labor como comentarista de carreras para la RAI.
Así las cosas, durante siete días sin parar de girar por los peraltes del anillo de velocidad de Monza el FIAT 500 cumplimentó 18.886 kms sin problema alguno. Además, estableció hasta seis récords internacionales relacionados con la conducción ininterrumpida. Una dura prueba de resistencia para la mecánica del FIAT 500 Abarth. Superada por éxito y publicada en la prensa europea del momento para acallar así a aquellos periodistas que buscaron la defenestración del modelo a partir de criterios más privados que objetivos.
Fotografías: FCA Heritage
