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Climb Dance, Vatanen subiendo a los cielos en Pikes Peak 1988

La victoria de Ari Vatanen en Pikes Peak 1988 no sólo fue una auténtica lección de pilotaje, sino también el centro de interés para una de las grabaciones «on board» más interesantes en la historia del periodismo deportivo. ¡Suban el volumen!

Cuando la televisión se inició como medio de masas enseguida surgió el interés por retransmitir de la manera más audaz cualquier evento del motor. Así las cosas, la historia del periodismo audiovisual en relación al mundo del automovilismo nos ha dejado todo tipo de estampas. Desde narradores británicos verdaderamente expertos -tanto en el micrófono como delante del teclado- hasta cámaras encaramados a monoplazas antes de existir los primeros equipos “on-board”.

Además, las propias marcas advirtieron las posibilidades publicitarias inherentes a una buena imagen en las carreras. Contratando a fotógrafos y directores audiovisuales a fin de captar sus vehículos en movimiento de la manera más plástica posible.

Una más que interesante subtrama en la historia del automovilismo deportivo. La cual podríamos ampliar al cine con la grabación de películas tan espectaculares como la cinta Le Mans de Steve McQueen en 1971.

Con todo ello, sin duda uno de los escenarios más apropiados de cara a rodar escenas de competición es la subida a Pikes Peak. Más aún si, como es el caso, el vehículo protagonista es un Peugeot 405 Turbo 16. Especialmente preparado con los apliques aerodinámicos justos para ganar la necesaria tracción.

Llegados a este punto, por encargo de Peugeot Sport se rodó en 1988 la que, a día de hoy, es conocida como Climb Dance. Uno de los registros más impactantes -en lo visual y lo sonoro- sobre la mencionada carrera en cuesta. Y es que, además, la materia prima no podía ser mejor. Algo en lo que hemos de reparar situándonos en 1986. Año en el que los Grupo B quedaron suspendidos de forma fulgurante tras el accidente mortal de Sergio Cresto y Henri Toivonen con su Lancia Delta S4.

Un hecho que obligó a repensar rápidamente el futuro de los rallyes. Condicionados ahora por una mayor -y necesaria- preocupación por la seguridad. De esta manera, en el Mundial comenzaron a abundar los nuevos Grupo A, bajo los cuales se escondió todo lo que había ocurrido en relación al hipotético Grupo S. Pensado desde 1985 como evolución natural del Grupo B, en éste se daba rienda suelta a la espectacular avalancha de potencia ya dada en los Audi Quattro, Peugeot 205 T16 y demás correligionarios.

De esta manera, desde Audi hasta Toyota pasando por Lancia fueron varios los fabricantes que gastaron sumas verdaderamente reseñables en preparar sus futuros Grupo S. No obstante, dado el replanteamiento de la situación tras el final de los Grupo B ni que decir tiene que aquella futura categoría quedó suspendida de cara a llegar a la realidad. Debido a ello, una gran cantidad de tecnología punta quedó literalmente inservible fuera de cualquier tipo de homologación.

Así las cosas, en Audi decidieron mirar a los Estados Unidos, reciclando las bondades de su tracción Quattro a las carreras locales de turismos con unos excelentes resultados. Muy importantes a fin de entender cómo la casa germana mejoró su imagen de marca en los Estados Unidos justo en un momento donde deseaba aumentar sus ventas allá. Asimismo, en el Grupo PSA decidieron volcar buena parte de su potencial tecnológico en la subida a Pikes Peak. La cual, precisamente, había ganado un Audi Quattro en 1987 con Walter Röhrl a los mandos. Ni más ni menos que la última gran gesta del icónico modelo germano.

PEUGEOT 405 TURBO 16 “CLIMB DANCE”, EL ESPECTÁCULO DE LA CONDUCCIÓN

Con un 405 Turbo 16 especialmente preparado, Peugeot Sport se presentó en la Pikes Peak de 1988 con pleno afán ganador. De hecho, en un claro guiño a lo que podrían haber sido las máquinas del Grupo S aquel vehículo entregaba unos 600 CV para algo menos de 900 kilos. Sencillamente sensacional.

Respecto a en quién confiar de cara a manejar semejante modelo, se delegó la función en Ari Vatanen. Campeón mundial de rallyes en 1981 y, desde 1984, en clara conexión con la marca francesa. Capaz de hacer un tiempo de 10 minutos y 47 segundos, el finlandés logró hacerse con la victoria en Pikes Peak con una holgura sobrada. Y es que, como se puede advertir en el vídeo, su pilotaje fue no sólo un espectáculo sino también una verdadera lección.

Fotografías: PSA

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Escrito por Miguel Sánchez

A través de las noticias de La Escudería, viajaremos por las sinuosas carreteras de Maranello escuchando el rugido de los V12 italianos; recorreremos la Ruta66 en busca de la potencia de los grandes motores americanos; nos perderemos por las estrechas sendas inglesas rastreando la elegancia de sus deportivos; apuraremos la frenada en las curvas del Rally de Montecarlo e, incluso, nos llenaremos de polvo en algún garaje rescatando joyas perdidas.

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