Miguel Sánchez
En 1967 el mercado automovilístico español recibía una interesante novedad en forma de las primeras unidades ensambladas por AUTHI en Navarra. Fabricadas bajo la licencia de British Leyland, éstas abarcaron desde el Morris 1100 hasta diversas versiones del Mini con motorizaciones desde los 848 hasta los 1275 centímetros cúbicos.
Asimismo, la presentación del MG 1300 redondeaba una oferta en la cual los acabados destacaban muy por encima de la media presentada por el resto de la producción nacional. En este sentido sólo basta revisar pruebas de la época, donde este pequeño familiar con tracción delantera era ensalzado tanto en desempeño -doble carburador para 66 CV con un peso de 837 kilos- como en equipamiento -con asientos de cuero y paneles de madera en el salpicadero-.
Dicho esto, su precisa caja de cambios sumaba puntos positivos junto a la novedosa suspensión hidroelástica patentada por la propia British Leyland. Todo ello para crear el que, a todas luces, representaba lo mejor de la producción nacional del momento en relación a su cilindrada. Eso sí, como todo en esta vida tiene un precio el del MG 1300 resultaba demasiado caro para el mercado español.
Es más, su mantenimiento tampoco era nada sencillo dadas las suspensiones con líquidos en vez de muelles así como su consumo generoso en virtud a la alimentación por carburadores gemelos. Características por las que, mientras SEAT despachaba a gusto unidades de sus 124 y 1430, Authi interpretaba unas ventas tan exiguas que a punto estuvo de cerrar de no haber sido por la entrada masiva de British Leyland en su accionariado.
PEDRO SERRA Y SU RELACIÓN CON AUTHI
Siempre atento a todo tipo de negocios, Pedro Serra ya era en torno a 1968 uno de los representantes comerciales de Authi para la zona de Barcelona. Asimismo, viendo los refinamientos del MG 1300 decidió ampliarlos a fin de crear una versión especial denominada Equiped by Serra.
Caracterizada por unas nuevas llantas, pintura metalizada, techo corredizo, aire acondicionado y faros antiniebla ésta llegó a vender varias decenas de unidades como un verdadero capricho para uso de la burguesía radicada en el Eixample.
Un cierto éxito comercial responsable de hacer volar la imaginación en torno a las posibilidades de un pequeño roadster con estética retro también basado en el MG 1300. Algo que, por otra parte, ya estaba haciendo SIATA en Italia desde 1968 con su Spring basado en el popular Fiat 850.
Así las cosas, Pedro Serra presentó en el Salón de Barcelona de 1969 un diseño descaradamente similar al italiano; todo ello con la idea de ofrecer un vehículo juvenil y desenfadado con el cual poder disfrutar a cielo abierto sin demasiadas exigencias en la conducción. Un concepto sin duda interesante aunque, a decir verdad, extremadamente concreto para el estrecho mercado de la época.
CRAZY, UNA RAREZA QUE YA ERA RETRO MEDIO SIGLO ATRÁS
Concebido para una producción en serie corta, el Crazy de Pedro Serra usaba como base el chasis del MG 1300 sin entrar a recortarlo. De esta manera la línea del conjunto quedaba algo desfavorecida debido a la amplia distancia entre ejes aunque, a decir verdad, apenas enturbiaba el encanto de un modelo tributario a las carrocerías previas a la aparición del Mercedes “Pontón” y sus pasos de rueda integrados.
Además todo en él presagiaba un comportamiento ligero, muy en contacto con la carretera a fin de ofrecer sensaciones por doquier sin necesidad de ir demasiado rápido. Sin embargo, lo concreto del Crazy para el mercado español del momento hizo del mismo un completo fracaso comercial. Es más, tras su presentación en 1969 no se registró ni una sola petición por lo que, durante dos años, Pedro Serra guardó el proyecto en un cajón a espera de tiempos mejores.
Tiempos que llegaron en 1971, cuando el carrocero volvía con su roadster al Salón de Barcelona tras haberle introducido algunos pequeños cambios como el parabrisas partido en dos lunas. Llegados a este punto, ahora sí se recibieron algunos pedidos aunque, a decir verdad, la producción del Crazy sólo se estima entre las tres o seis unidades a lo máximo.
Y es que, al fin y al cabo, si el MG 1300 ya era un modelo caro para la España del momento al coste del mismo había que sumar el de una transformación artesanal responsable de cambiar por completo la carrocería y el habitáculo. Razones que hacían del Crazy un capricho mucho más inasumible que el SIATA Spring; también muy determinado pero, a fin de cuentas, basado en la mecánica de un Fiat 850.
Llegados a este punto, el Crazy ha quedado para la historia como una de las creaciones más heterodoxas y escasas del prolífico Pedro Serra; razón por la cual llama la atención la subasta en Catawiki de una unidad en perfecto estado de conservación.
Respecto a las previsiones de precio éstas se disparan al rango de los 36.000 e incluso 40.000 euros. Bastante para un MG 1300 aunque, no se nos olvide, aquí estamos ante algo totalmente diferente. No sólo un capricho como ya lo fue en su día, sino una pieza significativa en la trayectoria del carrocero barcelonés tan apreciado por la afición a modelos como el Pegaso Z-102 o el Seat 1400.
Imágenes de Catawiki.
