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En perfecto estado, el Renault R11 Turbo FASA de Gustavo Boyero

Durante los ochenta se vivió la fiebre por los turbocompresores. Una tecnología que llegó a la calle desde la F1, siendo Renault la marca que inició el fenómeno en la competición con el monoplaza RS01 para luego convertirse en la que de una forma más determinante lo aplicó a sus modelos de serie. Un buen ejemplo de ello es el R11 Turbo. Más amplio y práctico que los R5 GT Turbo, pero no falto del carácter noble en su conducción y entregado en la respuesta de su turbocompresor. Repasamos la historia del modelo junto a la de una unidad nacional perfectamente restaurada. La de Gustavo Boyero.

1977 fue un año de transición para los modelos deportivos de Renault. El momento en el que la denominación Gordini quedaba atrás para ser sustituida paulatinamente por la de turbo. Y es que el impacto de la compresión de gases en la alimentación de los motores fue enorme. Tanto que no sólo fue el concepto fetiche del automovilismo europeo durante los ochenta. Sino también la responsable de inaugurar junto a la inyección directa en vehículos compactos una nueva forma de entender la deportividad. Un proceso que envolvió a los modelos populares derivándose desde la categoría reina del automovilismo. La F1.

Competición que durante ese mismo 1977 contempló la presentación del RSO1. El monoplaza de Renault que por primera vez montaba un turbocompresor, inaugurando un camino por el cual transitaría al poco Ferrari con su 126 CK de 1981. La confirmación de que esta tecnología no era uno de los experimentos pasajeros frecuentemente probados en las carreras. Sino una ventaja de aplicación universal que venía a cambiar el rendimiento de los motores en todos los segmentos y competiciones. De esta forma, en 1977 Renault dejó de utilizar el nombre de Gordini para las versiones mejoradas de sus turismos.

Así se cerraba toda una época. Abriéndose el camino para Renault Sport y sus monoplazas turbo. Los cuales llegaron a tal grado de promoción tras la primera victoria en el Gran Premio de Francia de 1979 que era imposible negar la entrada de la marca francesa en la era de la turbocompresión. Hecho que propició la incorporación de esta tecnología a las variantes deportivas de sus modelos de serie durante los ochenta, generando una saga tan icónica y exitosa como fue la de la propia Gordini. Una colección de modelos deportivos para el día a día entre los cuales encontramos al R11 Turbo. Modelo que llegó a España en 1984 para ser fabricado en la FASA de Valladolid.

R11 TURBO, UN DEPORTIVO PARA EL DÍA A DÍA

A finales de los setenta Renault necesitaba implantar un modelo exitoso y versátil por debajo del tres volúmenes R12. Con ello, se cubriría el incipiente y en breve dominante segmento C. Justo el lugar donde ubicar a los vehículos con más espacio que un simple utilitario como el R5 pero con menos presencia y largo de chasis que una berlina como la futura R18. Bajo estas coordenadas, un equipo liderado por Robert Opron -diseñador de los Citroën SM y CX, así como del Alpine A310 o el Alfa Romeo SZ- se puso manos a la obra con la visión de sustituir al fallido R14.

El resultado no tardó en llegar. Presentándose en 1982 al R11 como un modelo compacto y polivalente con el R9 como complemento a la gama en versión tres volúmenes. No obstante, el mayor acierto de Opron fue el diseño en forma de hatchback rematado en un portón donde se integraba la gran luneta trasera de forma redondeada. Un avance estético que hacía del R11 un modelo mucho más amplio, luminoso y visualmente liviano que sus predecesores. Sin duda otra de las muestras del ingenio de Opron. Experto en el manejo de volúmenes limpios y superficies transparentes.

Además, en lo referente al peso éste se situaba en unos 900 kilos en el caso de las versiones tres puertas. Todo ello envolviendo una postura de conducción correcta y un buen confort de marcha. Tanto que, en ciertos medios de la época, se lamentaban de lo bien que el interior se insonorizaba respecto a los sonidos del motor y el aullido del turbo al subir de vueltas. Sin duda una pena para el conductor con veleidades más deportivas. Pero al tiempo una pista fundamental sobre la principal motivación de la versión R11 Turbo. La diversión al volante sin que ésta se encuentre reñida con la necesaria practicidad presente en todo Renault de gran serie.

MECÁNICA MEJORADA POR EL TURBO

Al R11 Turbo se le pueden plantear algunas críticas. La más obvia son sus consumos algo por encima de la media -unos 2 litros más según el tipo de conducción que lo dado por los GTI del momento-. Y para los más encendidos una estética quizás demasiado sobria. Sin embargo, éstas no son razones para entender su escasa visibilidad frente a otros modelos turbo de Renault. Lejos de ello, el motivo se halla en que la principal competencia de este vehículo estuvo en casa con las versiones deportivas del R5. Más pequeñas y por tanto más nerviosas y ligeras. Dotadas además del mismo bloque de 1’4 litros y 105CV con turbocompresor Garret T2 montado en el R11 Turbo de la fase 1.

De esta forma, el R11 Turbo quedaba reducido a un nicho de mercado muy reducido. Contando únicamente con aquellas personas que quisieran combinar la deportividad de un R5 Copa Turbo con la docilidad y practicidad de un modelo del segmento C. Y es que su conducción está marcada por lo vibrante de un turbocompresor con carácter que entra de golpe con cierto retraso. Pero también por un chasis dócil. Responsable de entregar unas reacciones neutras junto a unas suspensiones endurecidas sin comprometer en exceso una marcha tranquila.

De esta forma, al R11 Turbo se le pueden buscar con cierta seguridad los límites. Beneficiándose de una barra estabilizadora trasera reforzada que ayuda a mantener al coche casi plano en las curvas. Un comportamiento que también podemos ver en modelos posteriores como el Supercinco GT Turbo. Capaz de dar confianza en su conducción en lo que sigue siendo un buen equilibrio entre eficacia, seguridad y practicidad. Características para entender el éxito de los Renault Turbo durante los ochenta, complementándose en el R11 Turbo con una dirección precisa según propietarios y probadores del modelo.

RECUERDOS DE LA INFANCIA, EL R11 TURBO DE GUSTAVO BOYERO

Normalmente, en casi cualquier concentración de clásicos suele salir la conversación sobre cuál fue el modelo que te impactó por primera vez. Aquel cuya imagen se quedó grabada en tu retina de infancia. Teniendo el papel de haber sido el automóvil con la responsabilidad de haberte enganchado el mundo de las cuatro ruedas. Para Gustavo Boyero fue el R11 Turbo. Y es que, acostumbrado a viajar por las tierras de Alba de Tormes en los asientos del Dyane 6 de sus padres, el contraste con el R11 Turbo adquirido en 1986 por sus primos lo marcó totalmente.

El olor del habitáculo a estrenar. La luminosidad del interior. La respuesta del turbocompresor. Todo sumaba para reconocer en él a su primer coche “de verdad”. Tanto así que no pudo quitárselo de la cabeza. Habiendo recuperado una unidad para dejarla en el magnífico estado que vemos en las fotografías. Eso sí, como casi siempre pasa en el mundo de los clásicos la historia no podía ser tan fácil. Lejos de ello, todo se remonta a mediados de los noventa. Momento en el que uno de sus primos tuvo un accidente que dejó al R11 turbo siniestrado y parado en un descampado.

A finales de los noventa el conjunto acabó en manos de Gustavo. Quien lo trasladó a otro lugar para usarlo como donante de un hipotético y futuro proyecto de restauración. Algo que finalmente llegó en 2006, cuando tras recibir el aviso de un R11 Turbo a punto de ser enviado el desguace en una localidad cercana a Salamanca acude a su rescate. El turbocompresor no funciona. Pero aún así el motor arranca tras cebar el carburador con gasolina logrando llevarse el coche para su restauración. A partir de aquí lo desmonta entero por dentro.

En el proceso de restauración usa una combinación de piezas originales y otras provenientes de los restos del R11 Turbo de su primo. Conservando las llantas braid de 13 pulgadas tan típicas de los R5. Las cuales son las originales de aquel R11 siniestrado que marcó a Gustavo de pequeño, habiendo pasado al R11 turbo restaurado como un homenaje a sus primos. Logrando así con esta restauración recrear el mismo aspecto de aquel R11 que lo encandilase en la infancia. Toda una historia de pasión por este modelo Renault, compartida incluso con el probador de Pagani Andrea Palma.

Otro seguidor del R11 turbo. Quien también tiene una unidad del mismo como recuerdo del que su padre tuviera en los ochenta antes de cambiarlo por un R19 16 válvulas. Punto en común con Gustavo, manteniendo una relación que se renueva cada año con el calendario que este aficionado salmantino realiza con las fotografías de su colección. Y es que, aún con las décadas que han pasado, los Renault Turbo de los ochenta siguen siendo una de las sagas deportivas más excitantes del automovilismo popular.

Fotografías: Gustavo Boyero

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Escrito por Miguel Sánchez

A través de las noticias de La Escudería, viajaremos por las sinuosas carreteras de Maranello escuchando el rugido de los V12 italianos; recorreremos la Ruta66 en busca de la potencia de los grandes motores americanos; nos perderemos por las estrechas sendas inglesas rastreando la elegancia de sus deportivos; apuraremos la frenada en las curvas del Rally de Montecarlo e, incluso, nos llenaremos de polvo en algún garaje rescatando joyas perdidas.

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