Hoy en día parece haber pasado el tiempo de los carroceros independientes. Y en parte, es verdad. No en vano, los departamentos de diseño de las propias marcas son los encargados de concretar todo lo relacionado con la carrocería. De hecho, esto está pasando incluso en la alta gama, donde fabricantes como Ferrari han dejado de confiar en especialistas externos a fin de perfilar ellos mismos su propio estilo.
Algo que ha tenido un resultado polémico. Es más, salvando ciertas excepciones resulta complejo no añorar aquellos tiempos en los que la factoría de Maranello formaba un excelente binomio junto a Pininfarina. Sin embargo, lo cierto es que al diseñador italiano no sólo se le puede seguir la pista en referencia al ámbito más prestacional del automovilismo.
Lejos de ello, de los despachos de San Giorgio Canavese han salido multitud de ideas aplicadas a la gama popular. Un hecho perfectamente ejemplificado por su relación con Peugeot, la cual comenzó en 1955 gracias al 403.
Una robusta y adecuada berlina familiar gracias a la cual la marca francesa conseguía al fin enfilar su marcha tras el desastre producido por la Segunda Guerra Mundial. A partir de aquí, la historia conjunta entre Peugeot y Pininfarina nos brindó unos hitos más que reseñables.
Para empezar, en relación a tiempos cuasi contemporáneos destaca el 406 Coupé de 1996. Un estupendo diseño que, si nos permiten un triple salto al vacío, presenta unas líneas en las que el Ferrari 456 GT queda condensado para el bolsillo de la mayoría. Asimismo, más allá de la producción masiva, en esta trayectoria compartida se registran ejercicios experimentales tan interesantes como el104 Peugette de Aldo Brovarone.
Una apuesta desenfadada y versátil de cara a lograr un vehículo juvenil enfocado al ocio. En nuestra opinión, una de las creaciones más llamativas de entre todas las firmadas por Pininfarina, contando con elementos como sus paneles intercambiables o su sencilla adaptación a barchetta. Siguiendo con la lista, resulta imposible olvidar al 504 Coupé de 1969. Un modelo tan referencial para la casa del león que incluso acaba de ser la inspiración para las líneas del e-Legend. El modelo conceptual presentado a fin de marcar las líneas maestras por las cuales habrá de transitar Peugeot a medio plazo.
No obstante, si hay un vehículo que por impacto comercial más y mejor haya definido el aporte de Pininfarina a la casa francesa éste ha sido el 404. Uno de los modelos más duros y fiables en toda la historia del segmento D europeo, con múltiples adaptaciones así como una fabricación simultánea en diversos continentes. En suma, un automóvil equilibrado en todos los sentidos. Todo un éxito global que, además, contó con una llamativa versión coupé.
PEUGEOT 404 COUPÉ, UN EJEMPLO DE LA LÍNEA FLORIDA
A mediados de los años cincuenta Pininfarina lanzó uno de los ejercicios de diseño más influyentes para toda la historia del automovilismo. Hablamos del Lancia Florida. Una de las vueltas de tuerca más decisivas para el ámbito de las berlinas, presentando unas líneas que, no por futuristas, dejaban de ser elegantes y nada extravagantes. Además, su carrocería incluía alardes técnicos como la ausencia del pilar central. Algo capaz de permitir una apertura completa de los laterales en combinación con unas puertas traseras estilo “suicida”.
Un hecho del cual tomó buena nota el Lincoln Continental IV de 1961. Asimismo, en 1957 se presentó el Lancia Florida II. Una versión de la idea con muchos más visos de poder llegar a producción. De hecho, éste fue el coche personal de Battista Farina hasta 1966. No obstante, lo más importante de aquel vehículo fue la fantástica influencia que habría de tener. Es más, desde sus faros traseros hasta su delantera o la forma en la que resuelve el lateral todo en él nos recuerda a múltiples modelos de serie.
Algo que no es casualidad. Ya que con este modelo se terminó de asentar la llamada Línea Florida. Un modelo de estilo aplicado en vehículos tan dispares como el Fiat 1800, el Ferrari 250 GT/E o el propio Peugeot 404. Vehículo éste presentado por la casa francesa en 1960 y que, tan sólo un año más tarde, habría de tener una versión descapotable ensamblada en la propia factoría de Pininfarina.
Y es que, intentando diferenciarse de la berlina usada como base, este modelo a cielo abierto no sólo contaba con un diseño mucho más elaborado sino también con la particularidad de ser fabricado en Italia. Un hecho compartido por la variante coupé. Lanzada en 1962 bajo un aspecto basado en replicar el del Florida II adaptándolo a una gama más popular.
Así las cosas, el Peugeot 404 Coupé de 1962 es uno de los clásicos visualmente más logrados en la historia de la marca. Algo que hace del mismo una pieza reseñable para no pocos coleccionistas. Los mismos que ven aquí un modelo donde el estilo trasciende a la obvia importancia de una mecánica fiable y adecuada.
Fotografías: Car Jager / PSA / Pininfarina