Peugeot Quasar
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Peugeot Quasar, un 205 T16 sin limitaciones

¿Y si Peugeot hubiera usado este coche en el Grupo B? Lo tenía todo para ganar y, de hecho, ganó, porque los órganos mecánicos procedían del 205 T16. Y aunque se diga por ahí que es el primer concept de la historia de la marca, sentimos deciros que eso es falso.

Prototipo. Todos sabemos, o al menos creemos saber, qué es un prototipo, ¿verdad? Según la definición exacta de la palabra, un prototipo es un primer modelo, un ejemplo, que sirve como presentación o simulación del producto final. Con su creación se quiere verificar el diseño y confirmar, que cuenta con las características planeadas en un primer momento. 

Dicho de otro modo, un prototipo es el primer paso en la creación de algo, la representación de las exigencias del proyecto en forma de borrador, por emplear un símil que sea fácil de entender. A partir de ahí, se irá evolucionando y puliendo detalles hasta lograr el producto final, el que acabará en manos de los consumidores. 

Los prototipos se emplean en todas las ramas de la industria, al menos en todas aquellas que requieren de un desarrollo previo a la comercialización del producto en cuestión. Sin embargo, la industria del automóvil (y de la moto) ha hecho de los prototipos casi un arte, llegando a crear vehículos realmente espectaculares y que nunca llegarán a producción, con el simple objetivo de llamar la atención. 

Es cierto que por lo general, los prototipos de los fabricantes de coches esconden muchas cosas, muchas más allá de un simple afán de llamar la atención. La construcción de un prototipo es muy cara e invertir dinero con la idea de que te miren no parece muy lógica. Pero tampoco es menos cierto que en alguna ocasión, se ha realizado un “concept car” con la intención de lograr dicho fin. 

Marcando el camino

Un prototipo o “concept car”, como también se les llama (coche concepto en inglés), suele ser la forma que usan las marcas de coches para medir la reacción del público, ante diferentes apartados. Así, un prototipo es, por así decirlo, un termómetro, una forma de medir la aceptación que tendrá un nuevo lenguaje de diseño, combinaciones de colores y materiales, tecnologías o ante un tipo de coche concreto. 

Todos los fabricantes hacen uso de los prototipos, pero no se han hecho “desde siempre”. Hasta la década de los 80, los fabricantes no eran muy pródigos en la fabricación y presentación de estas creaciones. Haberlos los había, pero eran experimentos internos que no siempre salían a la luz. Fue en los años 80 cuando se comenzó a popularizar este tipo de actividad, siendo Peugeot uno de los instigadores de esta forma de trabajar. 

En la década de los 80, la firma francesa presentó un vehículo que sorprendió a propios y extraños por su espectacularidad. Un coche, el Peugeot 205 T16 Quasar (comúnmente conocido como Peugeot Quasar), que muchos consideran el primer prototipo de la marca, aunque en realidad no sea correcto. Peugeot ya había presentado varios vehículos que se pueden considerar prototipos, tales como el Peugeot 402 “Andreau”, de 1936, o los extraños vehículos que creó en 1925 y 1934, el Peugeot Motorboat Car y el Peugeot A Chainrail respectivamente. Y esto sin contar con el famoso Peugeot 404 Diesel Record Car de 1965 o el Peugeot 104 Peugette de 1976

Lo que sí podemos atribuir al Peugeot Quasar, es el hecho de ser un ejercicio de estilo tal y como lo conocemos actualmente, lo más parecido a un “showcar”, que se creó con el único objetivo de servir de muestra de las capacidades de la marca. Fue la primera vez que los diseñadores y los ingenieros tuvieron carta blanca para crear un vehículo sin las limitaciones de la producción en serie.

Un Grupo B futurista, con los órganos de un Campeón del Mundo

Fue con motivo del Salón del Automóvil de París cuando Peugeot dio a conocer este aparato, el cual había sido diseñado por Gérard Welter, quien dio forma al Peugeot 205 y quien se inspiró en varios esbozos que había realizado Eric Berthet. El habitáculo fue responsabilidad de Paul Bracq, quien siguió con la tendencia que se había empleado para su espectacular estampa exterior y que todavía hoy, sigue siendo fuera de lo normal, aunque claramente ochentera. 

Todo el trabajo fue llevado a cabo en el centro de diseño de Peugeot, en “La Garenne”, en Francia, buscando sorprender con algo futurista y muy potente. Se creó un biplaza de motor central trasero y carrocería fabricada con fibra de carbono y kevlar, materiales que apenas se usaban en aquellos años. Sirva el ejemplo de Ferrari, que por aquellos años, tan sólo empleaba esos materiales en el especialísimo 288 GTO. 

Si eres aficionado a la astrofísica, quizá puedas “coger al vuelo” el porqué de su denominación. La inspiración para el diseño del Peugeot Quasar procedía, según se dijo en su momento, de la informática (en aquellos años se vivió un momento importante con la comercialización de las primeras computadoras personales), de la ciencia ficción y de la mencionada astrofísica, pues cuando se mostró este espectacular prototipo, se acababa de lograr la compresión de los quasares, un fenómeno del universo sumamente impactante y con una grandísima descarga de energía (se suele formar por la colisión de galaxias o de agujeros negros). 

Bajo la llamativa carrocería del Peugeot Quasar, cuya parte trasera queda expuesta casi al completo, está la estructura del Peugeot 205 T16 y su sistema de tracción total, mientras que el motor es un bloque 1.6 litros con dos turbos y un intercooler, que ronda los 600 CV y los 420 Nm de par. El cambio es manual (sí, manual, con pedal para el embrague) y cinco relaciones. Las suspensiones, por su parte, derivan de la Fórmula 1. 

No es un “coche de salón”, no es una maqueta, se trata de un vehículo plenamente funcional que hoy se encuentra en el Museo de la Aventura de Peugeot. 

Mostrando el futuro del automóvil

Una de las funciones de un prototipo, una que no hemos mencionado antes, es adelantar un posible futuro, mostrar tendencias o proyectos que están en desarrollo y que tarde o temprano llegarán a producción. Cosas como la instrumentación digital o el navegador, hoy tan comunes, en la década de los 80 eran más propios de naves espaciales y las soluciones para instrumentación digital distaban mucho de lo que hoy tenemos en cualquier automóvil. 

Dejando de lado el color elegido para el habitáculo, que puede gustar o resultar espantoso (¿cómo será un viaje en un interior como este?), hay muchas cosas realmente interesantes. Por ejemplo, la instrumentación digital (de los 80…), era en color y muy grande, una auténtica pantalla. En el centro del salpicadero, una pantalla de vídeo CRT mostraba mapas, mensajes de advertencia o incluso permitía consultar el teletexto o recibir mensajes Telex mediante conexión inalámbrica. 

No podemos comparar los sistemas actuales con estos del Peugeot 205 T16 Quasar, pero su conexión es evidente, pues en la década de los 80 ya se estaba trabajando en el desarrollo de diferentes sistemas similares, cuya evolución es lo que hoy tenemos incluso en un SEAT Ibiza. 

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Escrito por Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo.

Me gusta mucho la historia del automóvil y actualmente estoy creando una biblioteca personal dedicada, en exclusiva, a la historia del motor en España. También cuento con una enorme colección de material escaneado y he escrito el libro "El 600, un sueño sobre ruedas" (editorial Larousse).

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