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Panda Raid, al desierto – 2ª Parte

La marea estaba baja y descubría una inmensa playa con la arena lo suficientemente dura como para aguantar el peso de nuestros Pandas, aunque en algunos lugares con el paso de los coches se iba secando y ablandando y algunos tuvieron problemas. Los vehículos y el personal de la organización se encargaban de dirigirnos, de indicarnos los pasos entre piedras y de ayudar a salir a los que se quedaban.

Completamos los 12 primeros kilómetros de ida y nos fuimos agrupando para esperar al resto. Un accidente de un Panda sin mayores consecuencias empañó un poco la felicidad que nos embargaba de haber superado todo el recorrido y retrasó el reagrupamiento.

La marea comenzaba a subir y nuestros pequeños automóviles se hundían en la arena. La organización despejó puntualmente la playa y dio la salida a grupos de 10 coches que recorrieron los 15 kilómetros que faltaban disfrutando del paisaje y de la conducción sobre este tipo de firme.

Pie de foto
Celebraciones de despedida en la playa de Essaouira

Cruzamos la línea de llegada felicitándonos mutuamente, satisfechos por el trabajo realizado. Nos fuimos alineando en la playa y haciendo fotos, abrazando a los nuevos amigos. Nos despedimos de los miembros de la organización, del equipo médico, del equipo que realizó el reportaje de foto y vídeo, del equipo mecánico. De todos. A todos: Desde aquí quiero darles las gracias por cuidarnos durante todo el trayecto y felicitarles por el trabajo que hicieron. Y también decirles que nos vemos en el 2015.

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De vuelta a casa

Esta mezcla de pena y de alegría que nos rondaba pronto se transformó en serenidad. Nos encontrábamos a 700 kilómetros de Tánger y eran las 12:00 de la mañana. El barco salía a la 1:00 del día siguiente, domingo, y hasta las 7:00 no saldría el próximo.

En teoría teníamos tiempo de sobra, pero los coches no estaban en su mejor momento. El nuestro se calentaba y teníamos que ir rellenando con refrigerante cada vez que repostábamos.

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Pie de foto
Nuestro 4×4 aguantó como un campeón hasta el límite de sus fuerzas

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Emprendimos la marcha y aún nos dio tiempo a pararnos a comer. El Panda funcionaba bien y llegamos con tiempo más que de sobra al puerto. Algunos otros habían llegado ya o llegarían después. Embarcamos, y a las 6 de la mañana desembarcamos Algeciras.

En el hotel que teníamos concertado nos dejaron quedarnos hasta las 14:00 horas en la habitación, aunque a las 12:00 reemprendimos la marcha, todavía teníamos un día de margen, por si acaso. Otros compañeros partieron directamente, sin descansar, hacia sus ciudades de destino.

Repostamos gasolina y agua en Algeciras y salimos hacia Málaga, el coche bien. Dejamos a un lado Málaga y subimos hacia Granada, donde se empezó a calentar; al terminar la subida la temperatura era alarmante, así que paramos y refrigeramos. Se seguía calentando, paramos a comer. Seguimos después unos pocos kilómetros y se calentaba mucho. Decidimos cambiar el radiador por uno que llevábamos de repuesto pero nada, cerca de Granada, en Loja, decidimos llamar antes de que el motor se gripara. El seguro se hizo cargo de trasladar el coche a un taller y a nosotros a un hotel.

Y aquí acaba nuestro viaje. El coche no se podía arreglar en un día y la compañía de seguros se encargaría de facilitarnos el traslado hasta Palma a nosotros y al coche. Un diez, por lo tanto, también para el seguro.

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Escrito por Miguel Ángel Menéndez

Miguel Ángel Menéndez, aficionado a la aventura, nos cuenta qué tal le ha ido en el Panda Raid de este año.

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