Mario Laguna
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3 – Concurso de clases especiales:
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[list_item icon=»iconic-info»]– Coches de la familia Aga Khan;
– Citroën DS con carrocería especial;
– Citroën SM con carrocería especial;
– Mercedes- Benz de 1924 a 1942: de 4, 6 y 8 cilindros con compresor[/list_item]
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Sea como fuere, el programa de Chantilly no podía ser más atractivo con tres concursos de elegancia comulgando en uno sólo, como si de la santísima trinidad se tratara; a saber, tres concursos distintos y uno sólo verdadero:
1 – Concurso de elegancia a la antigua, reservado a los concept cars:
[su_quote]- Alpine Celebration 2015;
– BMW 3.0 CSL Hommage R 2015;
– DS No 9 2012; – Ford GT 2015;
– McLaren 570S Special Operations 2015;
– Mercedes-Benz Concept Classe S Coupé 2015;
– Mostro Zagato (Maserati) 2015[/su_quote]
2 – Concurso de estado, con las categorías siguientes:
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[list_item icon=»iconic-info»]
– Coches en estado de origen descapotables, período entreguerras;
– Coches en estado de origen cerrados de 1930 a 1939;
– Homenaje a Bugatti, sus coches de carreras;
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[list_item icon=»iconic-info»]
– Los iconoclastas;
– Coches de grandes señoras;
– Bastidores europeos con motores americanos, descapotables;
– Bastidores europeos con motores americanos, cerrados;
– Gran Turismo: coches de carreras y de ciudad descapotables;
– Gran Turismo: coches de carreras y de ciudad cerrados, de 1948 a 1956;
– Gran Turismo: coches de carreras y de ciudad cerrados, de 1957 a 1973;
– Los Fórmula 1 de 1966 a 1972.
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También había un gran premio para clubes e incluso un premio para el mejor sombrero de señora. A los caballeros se pedía acudieran convenientemente vestidos para la ocasión, excluyendo camisetas de tirantes con los tatuajes visibles en la parte superior de los pectorales, chándales con los colorines de los equipos de fútbol y sandalias de tiras cruzadas con calcetines.
A ese propósito me gustaría añadir que el respetable es libre de asistir a los acontecimientos públicos ataviados como consideren oportuno siguiendo sus modas usos o caprichos, siempre que se observe el debido decoro para no dañar la sensibilidad de chicos o grandes. Por su parte, los organizadores de eventos públicos deberían abstenerse de imponer a los visitantes criterios según los cuales una americana recta sea más o menos apropiada que otra con las solapas cruzadas y que llevar sombrero colonial o gorra de visera no está reñido con el automovilismo clásico.
LA SOBREDOSIS
Hacía la advertencia previa de que me apartaría de lo políticamente correcto, pero hablando llanamente un aficionado al automóvil clásico que participe o llegue como simple visitante a Chantilly tendrá la misma o parecida impresión de un drogadicto que entre en una farmacia en la que el dependiente se haya ausentado sin cerrar el cuarto de sustancias prohibidas.
Desde temprana hora de la mañana se forman grandes caravanas y embotellamientos para conseguir una plaza de aparcamiento próxima al lugar de los hechos. No son pocos los automovilistas que dejan sus vehículos como pueden en los estrechos márgenes de la estrecha carretera comarcal D924A, varios kilómetros antes de llegar a Chantilly, tal es el atasco y las dificultades para aproximarse si no se madruga bastante.
No obstante incluso los embotellamientos son entretenidos, puesto que delante y detrás se pueden observar clásicos de todas las marcas y períodos. En ese aspecto la organización francesa tiene mucho que aprender de la alemana, más eficaz y siempre orientada a facilitar los accesos y evacuación rápidos en las grandes concentraciones de aficionados.
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En Chantilly se tiende más a contemplar grupos de coches que vehículos aislados. Se olvidan por una vez las características técnicas, años de fabricación, potencias de los motores y dimensiones de los neumáticos en pulgadas, para recrearse la vista con un espectáculo poco frecuente de grupos de vehículos de todas las marcas, colores y condiciones ubicados a la sombra de grandes árboles, en grandes superficies de césped cuidadosamente podado o al lado de canales en los que discurren antiguas embarcaciones a vapor para recreo en breves singladuras fluviales.
Los clubes Mercedes-Benz, Rolls-Royce, Delahaye, Citroën DS, Ferrari, Porsche, Aston Martin, Volkswagen Karmann Ghia, Maserati, Alfa Romeo y otros menos conocidos como Georges Irat (sí, yo también es la primera vez que veo un coche de esa marca), llevan cantidades de coches suficientes para llenar varias hectáreas de terreno. Sin contar los coches seleccionados para participar en el concurso de elegancia.
LA SUBASTA
Viene siendo costumbre que las grandes casas de subastas aprovechen la concentración de coleccionistas y el interés que suscitan los concursos de elegancia internacionales para organizar ventas en pública subasta de coches de prestigio. Máxime cuando la tendencia del mercado sigue siendo alcista. Alcista, pero no para todas las marcas y modelos. El mercado tiende a hacerse selectivo, a centrarse en un segmento alto y marginar marcas en las que se está observando una oferta excesiva.
En Chantilly, es la casa británica Bonhams la que ha conseguido ubicarse en un patio interior de las cuadras reales, lugar muy apropiado hay que añadir, para organizar una subasta limitada a 30 vehículos (31 en la presente ocasión).
La víspera del concurso, es decir, el sábado día 5 de septiembre, Bonhams invitaba a sus clientes a pujar por 31 lotes de los que resultaron adjudicados solamente 18, es decir, un 58% del total. Los diez lotes de mayor precio adjudicados oscilaban entre los 3.289.500,00 euros pagados por el Maserati Boomerang y los 181.500,00 euros recaudados por un Lancia Aurelia B52 coupé.
Por su vinculación pasada con España nos detendremos en la venta del Maserati Boomerang, un coche fabricado en ejemplar único en 1972.
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Tras su presentación en el salón de Ginebra, donde no pudo venderse, el coche viajó al salón de Barcelona, encontrando comprador y pasando posteriormente a residir en la provincia de Alicante. El coche se pudo ver aparcado en la calle mucho tiempo, dícese delante de una discoteca o una sala de fiestas sin que su propietario pudiera quitárselo de encima, a pesar de ofrecerlo en venta en varias ocasiones.
El coche se ha visto dando tumbos entre los salones del automóvil clásico más conocidos, de Rétromobile a Techno Classica, sin tampoco encontrar quien desembolsara una cantidad respetable para su adquisición.
Finalmente, Bonhams consiguió que alguien diera el paso adelante necesario en el patio de una cuadra y sacara de su cuenta corriente más de tres millones de euros. Naturalmente el coche es digno de un museo, por su diseño atrevido y avanzado. En cuanto a sus virtudes para viajes por carretera dejaremos que su nuevo propietario haga públicos sus comentarios al respecto.
La Sra Catherine Yaiche, directora comercial de Bonhams en Francia actuó de «commisseur priseur». Actualmente no es necesaria en Francia la presencia de un fedatario público judicial para las subastas voluntarias de bienes muebles.
Citroën DS
Continúa siendo un fenómeno al alza, como lo confirmó la venta en la subasta de Bonhams arriba mencionada de un ejemplar descapotable DS19 de 1961, ejemplar de preserie, por 241.500,00 euros, por encima de su estimación superior de 230.000,00 euros. En coche distaba mucho de encontrarse en perfecto estado y deberán añadirse los gastos de una restauración.
Los clubes DS y SM estaban muy bien representados, con gran cantidad de vehículos en todas sus variantes. Cuando digo todas no me olvido de algunas que desconocía. Por ejemplo había numerosos DS de dos puertas y otros tantos SM de cuatro puertas, como si se hubiera procedido a un intercambio de carrocerías.
En ese sentido, particularmente destacaban un raro DS GT19 de 1960 (construido en una pequeña serie de 12 unidades y diseñado por Frua), así como un enorme DS Presidencial de 1968 destinado al Elíseo.
EL CONCURSO Y LOS PARTICIPANTES
El jurado del concurso estaba dividido en las distintas categorías arriba mencionadas y lo formaban especialistas del motor en distintos ámbitos. En la larga lista del jurado destacaban Michael Bock, director del museo Mercedes-Benz; Gérard Larrousse, piloto retirado dos veces ganador de las 24 horas de Le Mans; Quirina Louwman, coleccionista y participante en competiciones clásicas; Gordon Murray, ingeniero de Fórmula 1; el propio Patrick Peter, organizador; y Mick Walsh, periodista de Classic and Sports Car.
Sería enormemente complicado detenernos en analizar ni siquiera una fracción de los coches participantes, por lo tanto nos limitaremos a unos cuantos vehículos ganadores de trofeos y a pasear disfrutando del ambiente agradable que reinó durante todo el fin de semana.
El trofeo Best of Show lo ganó el gran coleccionista holandés Evert Louwman, con su Mercedes-Benz 500K Special Roadster de 1936. Louwman es también feliz propietario del Pegaso Z-102 ENASA conocido como Cúpula, que recientemente ha restaurado.
Es un placer inigualable hablar con Evert Louwman, persona de enorme experiencia y conocimientos de la historia del automóvil, en particular cuando se detiene hablando de Pegaso. Para hacerle justicia, publicaremos una foto cedida por el organizador, con copyright de Chantilly Arts & Elegance – derechos cedidos amablemente para un sólo uso por Patrick Peter. En la foto se observa a Evert Louwman al volante de su coche aproximándose orgulloso a recibir su merecido premio.
Otros coches particularmente interesantes eran:
[su_quote]- el Aston Martin DB3S coupé de 1956, que se clasificó en segundo lugar en la clase Gran Turismo: coches de carreras y de ciudad cerrados, de 1948 a 1956;
– el Ferrari 250GTO de 1962 de Christian Gläsel, mejor coche en la clase Gran Turismo: coches de carreras y de ciudad cerrados, de 1957 a 1973. Se viene observando que un jurado no puede resistirse ante la presencia de un GTO. A la vista del coche es algo que se puede comprender;
– el Ferrari 166MM de 1950, cuarto lugar en la clase Gran Turismo: coches de carreras y de ciudad descapotables presentado por Dudley Mason Styrron. Un coche bien conocido en los circuitos internacionales;
– el Bugatti Tipo 50 de las 24 horas de Le Mans de 1931, primer premio en la clase Homenaje a Bugatti, sus coches de carreras. Jugando en casa un Bugatti de esa importancia no podía volver a casa sin premio.[/su_quote]
