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Ford F 1948, el inicio de una saga con tremendo éxito

La Ford F de 1948 fue el inicio de una de las sagas más exitosas en toda la historia del automovilismo. Todo ello gracias a su interesante hibridación de conceptos

Durante la Segunda Guerra Mundial, la industria automotriz se puso al servicio del esfuerzo bélico. Algo no sólo interpretado por las hordas nazifascistas, sino también por las empresas de los países liberales en conjunción con la Unión Soviética. De hecho, resulta muy difícil encontrar nuevos diseños automovilísticos civiles durante el desarrollo de la contienda. En este sentido, quizá sólo la aparición del Aston Martin Atom en 1940 destaque en un panorama dominado por las creaciones militares. Un prototipo realmente excepcional que, afortunadamente, sobrevivió a una época en la que se fundían hasta las ollas de cocina en pos del material bélico.

De hecho, en Francia muchos Renault Reinastella acabaron despiezados al contener una generosa cantidad de aluminio. Además, en los Estados Unidos las cadenas de producción se adaptaron a los tiempos de guerra. Debido a ello, Ford ensambló miles de bombarderos B-24 Liberator. El avión militar americano con mayor producción, esencial para la evolución del avance aliado en Europa y ciertas zonas del Pacífico. No obstante, con Berlín reducido a escombros la industria militar habría de volver a niveles cotidianos aún con las tensiones propias de la inminente Guerra Fría.

Llegados a este punto, en Ford retomaron la normalidad actualizando su gama de turismos. Sólidos, amplios y especialmente enfocados al día a día, sus modelos sedán estaban plenamente adaptados al mercado gracias a sus motores con seis y ocho cilindros. Además, los pagos estatales en base a todos los aviones, tanques y todoterrenos fabricados hasta 1945 sanearon generosamente las cuentas de la compañía. Con todo ello, Ford emprendió una de sus épocas más expansionistas, consolidándose tanto en los Estados Unidos como en Europa y Sudamérica.

No obstante, el mercado había cambiado. De esta manera, mientras en Europa proliferaban las motocicletas y los microcoches debido a los duros tiempos de posguerra, en los Estados Unidos la economía se encontraba en pleno crecimiento. De hecho, cada vez más segmentos de las clases populares fueron entrando a la sociedad de consumo. Un hecho que incluso se veía en las zonas rurales, donde los granjeros podían permitirse algo más de comodidad en el desarrollo de su día a día. Algo que, a la postre, asentó las bases para el nacimiento de modelos tan icónicos como la camioneta Ford F.

FORD F, EN BUSCA DE LA VERSATILIDAD

Aunque las costas este y oeste son especialmente urbanas, la enorme extensión dispuesta entre las mismas resulta mayoritariamente rural. Asimismo, su estructura de propiedad está más basada en las granjas familiares que en las grandes concentraciones latifundistas. Gracias a ello, en las zonas agrícolas de los Estados Unidos se dieron unas condiciones propicias para el acceso al consumo de masas después de la Segunda Guerra Mundial. Es más, a mediados de los cincuenta incluso buena parte de la juventud contaba con una evidente capacidad monetaria. Algo que tuvo su reflejo en la salida al mercado de modelos para la apariencia como el Mustang de 1964.

Así las cosas, los granjeros ya no tenían que conformarse con las viejas y espartanas camionetas de los años treinta. Un hecho del cual se percataron tanto en Ford como en Dodge y General Motors. No obstante, lo cierto es que el esfuerzo en diseño realizado por la primera fue muy notorio. Algo que, unido a su más que potente red de concesionarios, auguraba un éxito seguro. Y sí, así fue. No en vano, desde que se presentara en 1948 la Ford F aglutinó a buena parte del público rural gracias a su apuesta por la versatilidad, renovada en 1952 por la Ford F-100.

Pero, ¿en qué apartados técnicos se enraizaban las razones de este triunfo? Bueno, para empezar hemos de reparar en el chasis. Y es que, hasta la llegada de la saga F, en Ford no contaban con una plataforma propia para los modelos industriales. De esta manera, las camionetas se derivaban de los turismo sin más cambio que una nueva carrocería. En contra de esto, la Ford F estrenó un bastidor adaptado como punto de arranque para la saga F así como para camiones ligeros o unidades vendidas sin carrozar.

A partir de aquí, el segundo gran esfuerzo de diseño se concentró en la cabina. De hecho, bien se podría decir que en ella se encontraban las razones más poderosas de la Ford F. Así las cosas, en comparación con sus antecesoras ésta se hacía más ancha y alta. Es decir, propiciaba un acceso cómodo así como una postura de conducción no sólo apta para trayectos cortos en el día a día laboral. Además, la cabina iba aislada al tiempo que unidas al chasis. Todo ello gracias a diversas piezas sujetas a torsión. De esta manera, no sólo se reducía el nivel de ruidos sino que, especialmente, disminuían considerablemente las vibraciones.

Asimismo, el sistema de ventilación con tres vías así como los parasoles, cenicero e incluso un limpiaparabrisas opcional mejoraban sustancialmente la comodidad de la Ford F. Respecto a la gama de motorizaciones se podían encontrar opciones tanto V8 como seis cilindros en línea desde 1948 hasta 1855. Gracias a ello, las cilindradas iban desde los 3,7 hasta los 5,2 litros con una horquilla comprendida entre los 95CV y los 155CV. Con todo ello, y aún contextualizando a la Ford F dentro del sentido mecánico estadounidense, lo cierto es que no era un modelo precisamente carente de potencia.

En suma, gracias al Ford F se consolidó un nuevo tipo de vehículo perfecto para aquel mercado rural que antes mencionábamos. No en vano, aquí se unía la practicidad de un pequeño vehículo industrial con las comodidades de un turismo. Gracias a ello, decenas de miles de granjeros ya no se veían en la necesidad de escoger entre tener un modelo para su granja y otro para viajar. Lejos de esto, la Ford F unía cualidades de ambos mundos sobre un chasis perfectamente estudiado para tal propósito. Además, en 1952 esta pick-up experimentó una primera actualización dando lugar a la F-100. Equipada con un mejor asiento corrido para hasta tres personas y la transmisión automática como opción junto a los cinturones de seguridad.

En fin, con esta definición tan versátil no es de extrañar que la Ford F iniciara la saga comercial más vendida en toda la historia de los Estados Unidos. Continuada hasta la actualidad y, además, verdadero éxito en toda Sudamérica.

Fotografías: Ford / RM Sotheby’s

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Escrito por Miguel Sánchez

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