El pasado 20 de septiembre fallecía el coleccionista, aficionado y filántropo Peter Mullin, quien en 2010 puso en marcha el Mullin Automotive Museum, donde exhibía los coches de su propiedad. Nacido en South Pasadena, en California (EE. UU.) dedicó su vida a los negocios, fundando la M Financial Group, con los que financió la que fue su gran pasión, los coches clásicos.
Concretamente, bebía los vientos por los automóviles franceses de los años 20 y 30, lo que le convirtió en un habitual de concursos como el de Pebble Beach, donde era un fijo. De hecho, llegó a ganar el Best of Show en el año 2011 en Pebble Beach, y lo hizo a su manera, con un automóvil en que pocos habrían pensado. Nos referimos al Voisin C 25 Aerodyne de 1935, con un diseño más aerodinámico que elegante, puro art déco. Estaba construido en materiales ligeros y propulsado por un motor de 3 litros y 100 CV, asociado a una caja de cambios semiautomática. El coche fue restaurado por el propio Peter Mullin, con ayuda de su mujer Merle, quien también aparece en la inscripción del coche ganador en Pebble Beach.
EL MULLIN AUTOMOTIVE MUSEUM
A lo largo de los años, Peter Mullin consiguió reunir una de las más importantes colecciones de modelos de Bugatti, Delahaye o Delage del mundo. El emplazamiento del museo era propiedad de otro coleccionista, Otis Chandler, pero a su muerte fue el edificio fue reformado por completo. Ahora, evoca a los salones del Grand Palais en Paris.
En total hay 71 vehículos en exposición, incluyendo varios carruajes de caballos del siglo XIX. El coche más antiguo es un Panhard & Levassor Type B1 Tonneau de 1902, mientras el más moderno es un Voisin Type C31 de 1953, es decir, un Biscúter. Además, la colección cuenta con nada menos que cuatro Hispano-Suiza: un Tipo 45CR “Alfonso XIII” de 1911, un H6B “Skiff Torpedo” de 1922, un J12 Cabriolet de 1935 y el peculiar H6B Dubonnet Xenia de 1938.
Otra pieza particular es el Bugatti Tipo 64, del que sólo se fabricó el chasis, pues se detuvo su producción por la muerte de Jean Bugatti. En el año 2003, Peter Mullin lo compró y encargó una carrocería hecha con los planos originales y especificaciones de época. El Mullin Automotive Museum puede visitarse los viernes y los sábados, aunque hay que reservar con antelación.
Con la desaparición de Peter Mullin se va un gran experto y aficionado al automóvil de preguerra, alguien a quien el mundo de los clásicos, especialmente en los Estados Unidos, va a echar mucho de menos. Su esposa, Merle Mullin, quien habitualmente ya conducía los coches de la colección, será la encargada de conservar su legado. Descanse en paz.
Fotografías de Unai Ona, Mullin Automotive Museum y Pebble Beach Concours.