Javier Romagosa
[dropcap]E[/dropcap]El sábado asistimos a la llamada Concentración de Vehículos «Clásicos, Deportivos y Míticos» de Pozuelo de Alarcón. Habiendo reservado plaza con antelación -se esperaba bastante jaleo-, nos dispusimos a salir en nuestro querido coche de prensa, a la sazón un Jeep-Viasa CJ3-B, para descubrir que estaba sin batería… ¿O quizá fuese el contacto? Quién sabe, cosas de clásicos.
Una vez solucionado el problema enfilamos con cierto retraso la corta distancia que nos separaba del municipio madrileño y, al llegar al centro comercial «El Torreón», donde estaba prevista la inscripción de participantes y entrega de dorsales, nos vimos inmersos en una de esas estampas divertidas que proporciona nuestra afición:
Una avenida literalmente colapsada de maquinas añejas, acompañadas por algunos deportivos de última hornada de esos que no pegan demasiado pero que siempre gusta ver. Ruido de motores, olor a humo y a aceite… Pero, ¿a dónde iban? Llegábamos demasiado tarde, al menos para inscribirnos como mandan las buenas costumbres.
Desfile de coches clásicos por Pozuelo de Alarcón
Tengo la sensación de que la caja de cambios del Jeep tampoco estaba en su mejor momento, ¡cómo costaba cambiar de marcha! Esperemos que sólo sea el embrague… En fin, todavía disfrutando de la reunión pusimos rumbo a la plaza Padre Vallet, que es algo así como la Plaza Mayor de Pozuelo, donde los coches fueron recibidos con gran expectación no exenta de cierto sobeteo. Y es que eran las fiestas del pueblo y el centro estaba bastante concurrido.
El Jeep de prensa no pudo entrar y tuvimos que conformarnos con sacar alguna foto «desde la barrera». Parece que estaba animada la cosa, y luego había parrillada por un precio realmente módico; pero no podíamos quedarnos, compromisos familiares nos aguardaban y emprendimos el camino de vuelta. ¡A ver si la próxima vez nos salen las cosas mejor!
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