Auburn 851 Boattail Speedster
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Auburn 851 SC Boattail Speedster de 1935: El canto de cisne de la marca

FOTOS AUBURN 851 SC BOATTAIL SPEEDSTER 1935: WORLDWIDE AUCTIONEERS

La biografía de Errett Lobban Cord representa a la perfección los excesivos años 20, pero también la depresiva resaca que vino después. Este norteamericano nacido en 1894 poseía un arrojo natural que lo llevó a intentar ser piloto de carreras. Viendo que su palmarés no despegaba, decidió retirarse a los talleres como mecánico. Y bueno, justo ahí fue donde descubrió que lo suyo no era ni pilotar ni reparar coches, sino venderlos. Dotado de una verborrea sibilina, Cord llegó a controlar más de 150 empresas del gremio del transporte, dirigiendo Auburn desde 1928.

No obstante, el año en el que nuestro intrépido hombre de negocios fundó la Cord Corporation lo dice todo: 1929. Justo el momento en que la economía despertó de sus sueños de crecimiento constante. Los ejecutivos saltaban por las ventanas de los rascacielos, las empresas quebraban en efecto dominó y las clases medias volvían a la casilla de salida: ser proletariado con la casa a cuestas. Una situación que puso muy difícil la supervivencia a marcas tan señeras como Auburn, Cord o, sobre todo, Duesenberg. Todas ellas símbolos de los coches clásicos americanos.

Perseguido por un estado que ya no podía ser tan tolerante hacia los delitos fiscales como en los momentos previos al Crack de Wall Street, Erret Cord puso un océano de por medio refugiándose en el Reino Unido. Eso sí, hacia 1931 Auburn -perla de su imperio empresarial del transporte- seguía mostrando músculo siendo el decimotercer fabricante americano. De hecho, justo cuatro años después se presentó el Auburn 851 SC Boattail Speedster. Un magnífico ejemplo de los coches antiguos americanos que, sin embargo, no pudo salvar la empresa.

AUBURN 851 SC BOATTAIL SPEEDSTER. FIN DE ÉPOCA

A comienzos de los treinta, y a pesar de la Gran Depresión, fabricantes de lujo pertenecientes a la Cord Corporation aún se encontraban en plena forma. Duesenberg seguía actualizando su imponente Model J, Cord desarrollaba su futurista 810 (y pionero de la tracción delantera) de cara a 1936 y Auburn no vendía mal sus enormes 8-125. Todos ellos espectaculares coches clásicos americanos que, sin embargo, asistían en calidad de cantos de cisne a una época dorada del automovilismo. Demasiado asociados a los excesos financieros de los años 20, todos eran dinosaurios condenados a la extinción.

Una extinción que el Auburn 851 SC Boattail Speedster intentó ralentizar con su presentación en 1935. Un esfuerzo inútil, pues justo un año después Errett Cord se veía obligado a vender sus acciones por mandato de la U.S. Securities and Exchange Comision. El momento previo al definitivo cierre de Duesenberg, Cord y la propia Auburn en 1937. Fue en ese momento cuando todos estos coches antiguos americanos pasaron irremediablemente a la Historia. Al fin y al cabo, los excesos siempre se pagan, y aunque son monumentos a la ingeniería también lo fueron al despilfarro y las malas prácticas fiscales.

Consideraciones políticas aparte, lo cierto es que el Auburn 851 SC Boattail Speesdter no puede ser más atractivo gracias a las líneas firmadas por Gordon Buehrig. Todo un personaje dentro del diseño de coches clásicos americanos, responsable de este biplaza, el Cord 810 o el Lincoln Continental Mark II. ¡Y eso por no hablar de que en 1951 patentó el techo T! Sí, precisamente lo que en Porsche adquirió tanta fama bajo la denominación Targa.

A TODO GAS. LOS OCHO CILINDROS DEL AUBURN 851

Aunque estos coches antiguos americanos sean arrebatadores a la vista, lo cierto es que su mayor valor está bajo el capó. Propulsado por un ocho cilindros en línea refrigerado por agua de 4.573cc y 150CV a 4.000 rpm, el Auburn 851 SC Boattail Speedster alcanza una punta de 165 kms/h. Y eso que su peso no es precisamente contenido, ya que aún sin contar con una batalla especialmente larga daba en báscula 1.702 kilos. Un vehículo ‘deportivo’ el cual fue pilotado en pruebas por Ab Jenkins durante doce horas seguidas a 160 kms/h de media sin ningún problema.

Con estas credenciales, Auburn buscó situar al 851 como un gancho con el que atraer compradores dispuestos a entrar en la marca a través de modelos más accesibles. Pero nada. La estrategia no pudo ser más desacertada, produciéndose tan sólo unas 500 unidades de estos coches antiguos americanos antes del cierre de la empresa en 1937. Una de las razones por las que encontrar una unidad disponible hoy en día es algo logicamente difícil. Aunque acaba de ocurrir en la 13ª Subasta Auburn del pasado 5 de septiembre.

Vendido por 1.072.500 dólares, este Auburn 851 SC Boattail Speedster de 1935 cuenta con múltiples verificaciones de origen, habiendo ganado además diversos previos nacionales como el CCCA Senior. Galardones logrados gracias a ser un automóvil de Categoría 1, en la que sólo militan coches clásicos americanos con un imponente porcentaje de piezas aún de fábrica. En suma, una verdadera pieza de museo símbolo del fin de una época: la de los grandes Cord, Auburn y Duesenberg.

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Escrito por Miguel Sánchez

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