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Seat Sport 1430 ‘Bocanegra’, rabioso despertar nacional

Análisis estático

La apreciación objetiva de las líneas de un vehículo puede ser ardua, y en el caso del Sport es compleja por el hecho de su originalidad. Para empezar, hay que decir que su frontal en flecha pura es peligroso para los viandantes, razón por la cual no volvió a utilizarse en modelos posteriores de la marca española.

En la parte posterior, destaca un diseño muy atractivo en cola truncada que, por otra parte, es el culpable del maletero un tanto escaso de 225 dm3 -no obstante, como buen deportivo. Además, con la rueda de repuesto se reduce aún mas. Alfombrillas originales de fábrica en el poco usado maletero… Aunque se mantengan como nuevas, la rueda hace que no se te ocurra meter una americana.

La colocación de la rueda en el maletero cuando otros fabricantes la posicionaban debajo de éste era imposible, ya que en el Sport en dicho alojamiento está el deposito de gasolina. En el motor no hay sitio material tampoco -fue la medida que se adoptó, por ejemplo, en su congénere Seat 128- ya que ocupa todo el vano disponible; aparte, habría sido un feo gesto en un vehículo de pretensiones deportivas. En su época se criticó mucho que la rueda no viniera cubierta.

Pie de foto
Rueda de repuesto al descubierto, crítica asegurada

Como contrapartida diremos que existen unos prácticos refuerzos en ambos lados del maletero que sirven para guardar -sin que se muevan- la caja de herramientas SEAT, el aceite, las correas, el gato o los triángulos, entre otros.

Con su sello personal, que hacía que el Sport no se confundiera con ningún otro, su impactante frontal de poliuretano creador del mito del Bocanegra, la parte posterior en terminación truncada, y los colores llamativos con los que se comercializó, provocó el que, desde siempre, fuese un vehículo que hacía girar la cabeza hacia atrás cuándo se le veía.

Dada su baja tirada, se podría decir que la gama de colores era amplia, aunque sólo se comercializó en diez tonalidades y dos para la casa matriz:

[su_spoiler title=’GAMA DE COLORES DISPONIBLE PARA EL SEAT SPORT’ style=’fancy’ show=’false’]

DENOMINACIÓN REFERENCIA OBSERVACIONES
Blanco 233 Serie
Naranja 193 Serie
Rojo Vivo 200 Serie
Verde Galicia 380 Serie
Verde Kent 378 Serie
Aluminio 620 Opcional
Azul metalizado 400 Opcional
Champagne 599 Opcional
Marrón tabaco 795 Opcional
Naranja metalizado 902 Opcional en exportación
Amarillo arena 238 Parque Prensa Seat
Beige Sahara 564 Parque Prensa Seat

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Pie de foto
El cuadro de relojes luce bastante bien, al igual que el volante

Interiores

En interiores lo que destaca, en primer lugar, es el cuadro de instrumentos, anguloso y atractivo, diseñado, como los guarnecidos de las puertas, por Aldo Sessano. No falta el cuentavueltas ni el manómetro de aceite, tan olvidado en la actualidad. Es bello, siendo uno de los más logrados
de su época.

En segundo lugar, hay que reparar en los asientos: parecen concebidos tan sólo en función de su aspecto externo, queriendo darles un aire pretendidamente futurista. Aunque se pensaron para individuos en la media de altura de su tiempo, hoy pueden resultar un tanto escasos.

Pie de foto
Uno de los puntos débiles del Sport: Asientos pequeños, cortos de banqueta y sin apenas sujeción lateral

Motor

En su versión original, el Seat 1200 Sport se motorizó con la mecánica de 1.197 cm3 del Seat 124, que era un modelo que tenía tracción trasera y, por lo tanto, un propulsor longitudinal. Al colocarlo en posición transversal, hubo errores manifiestos provocados sobre todo por no elegir un carburador adecuado; se encargó la adaptación de uno de los existentes a DDauto, dónde se aplicó un sistema provisto de palanquitas y reenvíos y apertura simultánea de los dos cuerpos que se desreglaba con facilidad.

Por otro lado, se escogió la caja de cambios del Seat 127 y, aunque se procedió a reforzarla, ésta se reveló sumamente frágil. En el Sport se solucionaron todos estos despropósitos gracias a la utilización del carburador Weber 32 DMTR-33, específico para funcionamiento transversal e idóneo para un vehículo de tracción delantera, y a la adopción de la caja de cambios del Seat 128.

La potencia del motor 1430 permite brillantes aceleraciones y un comportamiento brioso. Setenta y siete caballos en un coche aerodinámico de peso tan bajo y carácter deportivo, vivaz y sin ninguna asistencia electrónica para dominarlo, no son ninguna tontería. Quien tiene entre las manos su volante debe pensar bien lo que hace antes de pisar a fondo.

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Con el motor del 1430 llegaron también las soluciones para los problemas de carburación y para la fragilidad de la caja de cambios

Debemos decir que en 1977 el Bocanegra era el coche nacional más seguro desde el punto de vista de la seguridad activa y uno de los últimos deportivos realmente puros, sin las ayudas a la conducción que surgieron posteriormente. Por todo ello, el conductor se siente como un verdadero piloto a sus mandos.

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A favor y en contra

En su lanzamiento fue criticado por las revistas especializadas porque no disponía de faros H4 de serie, por su rumorosidad mecánica, por su rueda de repuesto sin cubrir, por unos asientos muy bonitos pero que no sujetaban y que eran cortos de banqueta, por su escaso depósito de combustible, de 30 litros, que proporciona poca autonomía, y porque no disponía de cuentakilómetros parcial. Lo tildaban de demasiado caro, y si el precio hubiera sido más modesto, muchas de estas exigencias se hubieran pasado por alto.

Personalmente, he encontrado un defecto extra: su deposito de combustible está poco reforzado y un choque trasero podría reventarlo. Cuando lo compré lo primero que pensé es en quitarle esa bola de remolque trasera que no le pegaba nada, pero después la respeté porque, aparte de ser de la época, contribuye a la protección trasera del spoiler, casi inencontrable hoy en día, y, sobre todo, porque resguarda el tanque.

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Pie de foto
No es original, pero la bola de remolque protege un depósito de gasolina insuficientemente reforzado

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A su favor, los artículos sobre el Sport destacaban sus excepcionales prestaciones, su dirección precisa, su aceleración y velocidad punta, su comportamiento en carreteras reviradas, su rapidez en toda clase de recorridos, su consumo económico -para su tiempo-, su estudio estético y aerodinámico, su línea muy personal y original, sus frenos asistidos por servo con gran resistencia al fading, sus parachoques eficaces, y, sobre todo, su diseño deportivo, agresivo.

Como he dicho, para mí el precio excesivo se justifica al recordar que la carrocería se fabricaba de manera casi artesanal, y porque es un modelo exclusivo del que no se comercializaron ni veinte mil unidades. Me recuerda mucho al Alpine, que también era muy caro.

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Pie de foto
Con sus virtudes y defectos, el Bocanegra tenía una personalidad muy definida

 

Continúa en la Página 3…

 

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Escrito por Jose Antonio Rodríguez

Me llamo José Antonio Rodríguez. Nací en Barcelona en 1967, y desde siempre me he sentido atraído por el mundo del motor, especialmente por las cuatro ruedas. Recién sacado el carné me aficioné a las carreras y rompí unos cuantos coches que hoy podrían ser clásicos, la mayoría SEAT. A día de hoy tengo una pequeña colección de la que forman parte tanto este Bocanegra como un 600 y un Jeep CJ-3 militar, entre otros coches. Gran amante de los viajes en automóvil, las antigüedades, el mundo clásico, la Historia, y sobre todo el mundo romano, también soy ingeniero informático. He elaborado artículos y trabajos sobre clásicos para revistas de club, Wikipedia, foros y otras webs.

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