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¿Quién le pone los cuernos al coche?

Importada de Estados Unidos, la costumbre de ponerle cuernos al coche se ha ido extendiendo con el paso de los años fuera de USA.

Curiosa costumbre la de colocar un par de cuernos en el coche. En efecto, al principio parecía que la práctica de afianzar una hermosa cornamenta, ya fuera de buey o de toro, sólo afectaría a los grandes sedanes norteamericanos… pero resultó que, con los años, se ha extendido a todo lo largo y ancho de los capós del planeta.

¿Dónde, cuándo, por qué y quién inventó esta moda? ¿Cuál es la última razón sociológica o psicológica de esa forma de ornamentar un vehículo? ¿Qué mensaje pretende transmitir una imagen tan poco convencional como puntiaguda? Ante este pequeño torrente de preguntas, sólo dos quedan respondidas con cierta claridad. Así, respecto al lugar, alguien anónimo contestó lo siguiente: «En Texas, claro está»; y, en cuanto a las razones que pudieran constituir un motivo, la misma fuente alegó algo tan simple y contundente como «¡Por que en allí están locos!».

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Fotografías expuestas en el restaurante «Longhorn Restaurant and Tavern», dedicado a Tex Terry.

HOLLYWOOD COMO ORIGEN

Al margen de estas poco aclaratorias afirmaciones, se encuentra un precedente real que se remonta a finales de la década de los años 50 y principios de la de los 60. En Hollywood, un secundario de los westerns más típicos de serie-b, Edward Earl «Tex» Terry -que hacía siempre los papeles de el malo de la película, apodo con el que, de hecho, era conocido y que reza como epitafio en su tumba-, se paseaba entre toma y toma en un Cadillac con ocho revólveres a modo de manetas de puerta y cuatro fusiles ajustados en la zona superior de las aletas. Y además, entre otros adornos de particular gusto, unos enormes cuernos de toro implantados en el techo de su fastuoso vehículo.

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Sorrell «Boss Hogg» Booke y su Cadillac DeVille, los verdaderos popularizadores del invento.

No obstante, Tex Terry no sería quién extendiese la pasión por las cornamentas sobre ruedas, pues parece claro, según los datos consultados, que la práctica que hoy traemos a estas páginas se originó a principios de la década de los 70 en la localidad norteamericana de Hazzard County, Georgia. Allí, en el frontal de un Cadillac DeVille convertible triple white de 1970 cuyo propietario no era otro que el gran Boss Hogg, los cuernos fueron presentados por primera vez al público televisivo.

Y aquí está la clave: Hazzard County no existe. En realidad, se trata de la ciudad georgiana de Covington, situada en Newton County, lugar donde se filmaron los planos exteriores de la primera temporada de la serie de televisión The Dukes of Hazzard -recordad, la del legendario Dodge Charger naranja apodado General Lee. Entre sus calles circuló el Cadillac DeVille cornamentado por el ya mencionado Boss Hogg, personaje encarnado por Sorrell Booke aunque para el cine fuera interpretado en dos ocasiones por Burt Reynolds y Chris McDonald, con menos éxito que el original, todo hay que decirlo.

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Burt Reynolds, en su papel de Boss Hogg en una de las adaptaciones cinematográficas de «The Dukes of Hazard».

TAMBIÉN EN CARS

El proceder de Sorrel Boss Hogg Booke se popularizó y adornó con el tiempo muchos otros automóviles, hasta llegar incluso al mundo de la animación en las carnes de Tex, personaje creado por Disney-Pixar para la exitosa película Cars.

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Tex, el personaje creado por Disney-Pixar para la película «Cars».
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Cuernos magnéticos en el frontal de un Mini.

Hoy día, las cornamentas ornamentales se han extendido a lo largo y ancho de los capós del planeta, con mejor o, en la mayoría de los casos, peor fortuna. Desde los clásicos más evidentes, pasando por las grandes pick-ups norteamericanas, hasta los a Minis británicos, cuyos frontales se tornan en algo realmente ¿indescriptible?.

Atornillados, imantados, pegados… Se trata de Una estética tan peculiar como demandada. E-Bay, Amazon, etc, son fuentes inagotables de cuernos de todos los tipos -fijos o desmontables-, tamaños -grandes o enormes-, materiales -reales o cromados-, y precio -rondan entre 40 y 80 euros-. Oferta existe, y demanda, desde luego. Otra cosa es quién tiene el valor de ponerle los cuernos a su tesoro…

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Cornamentas preparadas para su venta a través de E-Bay.

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Escrito por Alberto Ferreras

Alberto Ferreras (Madrid, 1968) desarrolló su trayectoria profesional en el diario El País desde 1988, donde trabajó como editor gráfico y redactor del suplemento Motor hasta enero de 2011. Titulado en Fotografía, fue finalista del Premio Ortega y Gasset de... Ver más

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